No escurrir m¨¢s el bulto
Uno de los asuntos pendientes que la actual legislatura hered¨® de la anterior es la reforma de la financiaci¨®n de los partidos pol¨ªticos. A pesar de los esfuerzos que hizo Txiki Benegas, no consigui¨® el consenso indispensable para que se pudiera tramitar parlamentariamente la ley correspondiente.Es posible que, a la visita de las noticias sobre la financiaci¨®n irregular del PP, el Gobierno no est¨¦ tan seguro de haber acertado al no aprovechar la ocasi¨®n que entonces se le present¨® para abordar tan espinoso asunto. Las palabras de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar de que la finaniciaci¨®n irregular no era un problema de todos, sino un problema de PSOE, cuya soluci¨®n s¨®lo era, en consecuencia, urgente para los socialistas est¨¢n siendo desmentidas estos d¨ªas de manera tajante.
El problema de la financiaci¨®n de los partidos es un problema real y de todos. No en todos tiene la misma intensidad, pero no hay naadie que est¨¦ libre de pecado. Puede darse, incluso, que cifras cuantitativamente no muy importantes en t¨¦rminos absolutos puedan resultar cualitativamente m¨¢s corruptoras, en la medida en que conducen a un partido a una posici¨®n sucursalista respecto de otro que est¨¢ en sus ant¨ªpodas, traicionando, con ello la voluntad de sus electores.
Se trata, por tanto,_de un problema al que hay que hacer frente. Y no porque las cosas hayan ido a peor, que no es as¨ª. En lo que a financiaci¨®n irregular de los partidos se refiere, tambi¨¦n cualquier tiempo pasado ha sido peor. Pero el problema no es el pasado, sino el presente y el futuro. El canon con el que los ciudadanos juzgan los comportamientos pol¨ªticos evoluciona en democracia en un sentido progresivamente m¨¢s exigente. Lo que era tolerable hace no ya veinte o diez a?os, sino simplemente dos o uno, deja de pronto de serlo. As¨ª es como las democracias avanzan.
Hace a?os Elder Witt public¨® un art¨ªculo con el sugestivo t¨ªtulo Is governmen full of crooks, or are we just, better at finding them?" (?Est¨¢ el gobierno lleno de corruptos o simplemente hemos mejorado en descubrirlos?). Y recientemente le¨ª, creo que en The Washington Post, que, con el canon de! exigencia de este momento, los secretarios de Estado de los a?os 40 y 50 habr¨ªan acabado con bastante probabilidad en la c¨¢rcel.bEsto ocurre en todas partes cuando la democracia funciona de ver dad. Para el ciudadano la diferenciaci¨®n entre financiaci¨®n irregular y enriquecimiento personal habpasado a ser irrelevante, entre otras cosas porque sabe lo f¨¢c¨ªl que es transitar de la una a otro. Al la financiaci¨®n irregular suele acompa?ar la corrupci¨®n personal, como la sombra al cuerpo.
Sea como sea, el caso es que la financiaci¨®n irregular no se acepte. De ah¨ª que no se pueda segujr escurriendo el bulto, sino que sea necesario coger el toro por los cuernos. Lo que implica, dada la desconfianza ciudadana en los propios autores de la reforma, la introducci¨®n en la ley de controles similares a los que se establecenpara las sociedades que cotizan en bolsa por la Comisi¨®n del Mercado de Valores y penalizaciones como las que se contemplan a partir de 1999 para los pa¨ªses que no pesistan en el esfuerzo de convergencia. Est¨¢ Claro que el control de Tribunal de Cuentas ha resultado insufiiciente tanto por el tiempo que tarda en emitir su dictamen como por la ausecia de sanci¨®n que la irregularidad de las conductas detectadas comporta. Una buena ley de financiaci¨®n de partidos ser¨ªa un buen s¨ªntoma de que hay prop¨®sito de enmienda, y la mejor prueba de que se ha producido un cambio real en el clima pol¨ªtico.
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