Un legendario telescopio agudiza su vista
Arecibo, la mayor radio antena del mundo, recibe nuevos ojos
Incluso los telescopios m¨¢s potentes envejecen y, si no son rejuvenecidos con nueva tecnolog¨ªa, pueden acabar como piezas de museo. El mayor radiotelescopio del mundo, que tiene ya 34 a?os, corr¨ªa ese riesgo y para evitarlo ha sido sometido a una radical y costosa puesta al d¨ªa. El observatorio, en Arecibo (Puerto Rico), es ahora cuatro veces m¨¢s sensible que antes a los d¨¦biles objetos radioemisores del universo profundo y 20 veces m¨¢s sensible al sondeo por radar de sat¨¦lites planetarios y asteroides. La actualizaci¨®n tecnol¨®gica ha costado unos 4.000 millones de pesetas y mantendr¨¢ el observatorio en la frontera de los descubrimientos durante al menos otras tres d¨¦cadas, dicen los expertos. El radiotelescopio de Arecibo se ha apuntado hasta ahora una larga lista de tantos en astronom¨ªa y f¨ªsica atmosf¨¦rica con descubrimientos clave, incluida la confirmaci¨®n de una importante predicci¨®n de la teor¨ªa de la relatividad: las ondas gravitacionales que valieron el Nobel de F¨ªsica a Joseph Taylor y Russell Husle en 1993. Con este instrumento se midi¨® por primera vez con precisi¨®n la rotaci¨®n de Mercurio, se hicieron mapas detallados de la Luna, Venus y Marte y se han descubierto planetas fuera del Sistema Solar.
Miop¨ªa
Pero la mayor parte de la tecnolog¨ªa original de este radiotelescopio, con su gran antena fija de 300 metros de di¨¢metro, padec¨ªa graves s¨ªntomas de envejecimiento; adem¨¢s, siempre ha sufrido el mismo tipo de miop¨ªa que padeci¨® el telescopio espacial Hubble antes de ser corregido su defecto ¨®ptico. Los responsables y cient¨ªficos del telescopio se reunieron all¨ª el mes pasado para brindar y visitar los nuevos ojos de Arecibo, un dispositivo colocado a 150 metros de altura por encima de la gran antena. Tras las ¨²ltimas calibraciones, los cient¨ªficos esperan empezar a utilizarlo en los pr¨®ximos meses. Esta previsto hacer mapas detallados de sat¨¦lites planetarios y identificar potenciales lugares de descenso de naves en Marte. En el universo profundo, se ocupar¨¢ de varios asuntos misteriosos, incluidos los recientemente descubiertos microcu¨¢sares en la V¨ªa L¨¢ctea que proyectan grandes chorros de materia y emiten enormes cantidades de energ¨ªa en radiofrecuencias. Con la nueva sensibilidad los astrofisicos van a estudiar los flujos y reflujos de gases en las galaxias primitivas.
Los expertos que rastrean el cielo en busca de radiose?ales inteligentes planean seguir utilizando los registros de Arecibo de modo parasitario, es decir, sin interferir en la investigaci¨®n cient¨ªfica. En los ¨²ltimos cinco a?os, los programas SETI (siglas en ingl¨¦s de B¨²squeda de Inteligencia Extraterrestre), han utilizado 10 radiotelescopios en EE UU, incluido ¨¦ste, y han analizado 150 millones de se?ales, pero no se ha encontrado ninguna se?al de seres inteligentes extraterrestres.
En muchos aspectos, un radiotelescopio es como un telescopio ¨®ptico: enfoca ondas de radio utilizando una antena de plato que hace la misma funci¨®n que el espejo colector de luz en uno ¨®ptico. Pero enfocar radiose?ales requiere tecnolog¨ªas diferentes.
El padre del gigantesco telescopio, William E. Gordon, eligi¨® el lugar: una hondonada natural que sirve como soporte para el gran plato de la antena, por lo que ¨¦sta est¨¢ inmovilizada y s¨®lo se apunta hacia arriba. Para compensar un poco esta pega, se le di¨® forma esf¨¦rica en lugar de la parab¨®lica de las antenas m¨®viles. Esto permiti¨® a?adir un anillo receptor suspendido por cables sobre el plato capaz de desplazarse 20 grados en cualquier direcci¨®n y dar un cierto movimiento al radioelescopio para que pueda seguir objetos en el cielo durante un corto peri¨®do de tiempo. La rotaci¨®n de la Tierra ofrece constantemente nuevos objetos a la vista.Los radiotelescopios modernos son bater¨ªas de antenas m¨®viles relativamente peque?as que pueden apuntarse a cualquier punto de la b¨®veda celeste (los ordenadores combinan las se?a les captadas), pero ninguna ante na es tan grande como la de Arecibo. Una de las pegas del dise?o original de ¨¦ste es que los reflectores esf¨¦ricos no enfocan los rayos captados en un punto, sino que el foco se dispersa, como miope, a lo largo de una l¨ªnea y produce una imagen borrosa de nominada aberraci¨®n esf¨¦rica.
Soluci¨®n del siglo XVII
Para enfocar mejor las radiose?ales antes de la renovaci¨®n del telescopio, en Arecibo se usaba un sistema denominado de alimentaci¨®n lineal, con la pega de que, cuando se apuntaba un objeto descentrado, s¨®lo se pod¨ªa utilizar una parte del gran plato de la antena como colector.El nuevo sistema recurre a una idea del cient¨ªfico escoc¨¦s del siglo XVII James Gregory, que demostr¨® que un reflector extra a?adido a un telecopio esf¨¦rico agudizaba su visi¨®n.
Ahora, en el telescopio de Arecibo las radioondas procedentes del cielo chocan primero contra la gran antena y son reflejadas hacia arriba, hacia el reflector suspendido, donde chocan en el reflector secundario (ver gr¨¢fico) que enfoca los rayos y los env¨ªa a un reflector terciario de 8,58 metros. Finalmente, el reflector terciario dirige el haz al foco, un punto donde los rayos inciden en un sensible radiodetector enfriado a temperaturas apenas por en cima del cero absoluto. Cuando el telescopio env¨ªa se?ales radar, el recorrido se invierte.
El ambiente festivo de la inauguraci¨®n estuvo s¨®lo nubla do por la preocupaci¨®n manifestada por algunos cient¨ªficos acerca del futuro de la radioastronom¨ªa, amenazada por la proliferaci¨®n de las interferencias de se?ales de radio de las telecomunicaciones.Copyright The New York Times
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