La indignaci¨®n y la rabia dejan a Espa?a af¨®nica y desolada
Espa?a se qued¨® ayer primero af¨®nica y luego desolada. Las espont¨¢neas concentraciones matinales que se repartieron por todo el territorio, congregando en las principales plazas de las ciudades -seg¨²n el Ministerio del Interior- a un mill¨®n de esperanzados, desde Santander a Santiago o a Alicante, no sirvieron de nada. Esos silencios y gritos que so?aban con la libertad de Miguel ?ngel Blanco se comprobaron luego condenados a toparse con un muro incomprensible. Los disparos contra el edil de Ermua desataron la indignaci¨®n y la rabia. Las ansias de solidaridad se hundieron y rebos¨® la frustraci¨®n.
La mayor¨ªa de las concentraciones se organizaron sobre la marcha, sin preparativos ni plazo de finalizaci¨®n. Interior contabiliz¨® en total 1.500 manifestaciones y un mill¨®n de participantes. En Madrid, la gente empez¨® a arremolinarse sobre las doce de la ma?ana en la Puerta del Sol y ya no abandon¨® en todo el d¨ªa el entorno del kil¨®metro cero de Espa?a. Una masa con m¨¢s de 5.000 paseantes recorri¨® el tri¨¢ngulo formado entre la plaza de Cibeles, la Puerta del Sol y el Congreso de los Diputados. Hubo mucho silencio y mensajes inequ¨ªvocos: "Vascos s¨ª, ETA no", "Miguel ?ngel, te esperamos".El cierre generalizado del comercio, a la una, focaliz¨® el inter¨¦s de miles de madrile?os por estar en la calle. J¨®venes contra la Intolerancia recaud¨® m¨¢s de 12.000 firmas. Todo fue en vano. Porque todo estaba destinado a lograr que el concejal de Ermua conservara su vida. Cuando se supo que ETA hab¨ªa atentado contra ¨¦l un gran nudo at¨® una multitud de esperanzas bald¨ªas. Los j¨®venes y dem¨¢s congregados se establecieron en Sol, profirieron gritos como "?ETA asesina!" o "iETA escucha, aqu¨ª est¨¢ mi nuca!" y entonaron el Himno a la alegr¨ªa.
En Santiago de Compostela un gent¨ªo de m¨¢s de 10.000 gallegos expres¨® a las 12.00, desde la emblem¨¢tica plaza del Obradoiro, un aliento de socorro. El propio presidente de la Xunta, Manuel Fraga, pronunci¨® unas palabras en tono muy emocionado e incluso de "s¨²plica" por la vida de un paisano. El ministro Mariano Rajoy lo intent¨® de otra manera: "La maldad en estado puro no existe al cien por cien". La familia de Miguel ?ngel Blanco procede del pueblo orensano de Xunqueira de Espado?edo. Muchos de sus vecinos acudieron tambi¨¦n a Santiago por la ma?ana, pero por la tarde, indignados, se desplazaron desde su municipio al cercano de Pereiro de Aguiar, donde est¨¢n ingresados cuatro presos de ETA en una c¨¢rcel. Fraga por la ma?ana, a pesar de su discurso conciliador, dej¨® en el aire un aviso: "El que a hierro mata a hierro muere". Por la tarde tach¨® a los terroristas de "lobos". En Galicia hubo concentraciones en Lugo (2.000 personas ante el Ayuntamiento) y en Pontevedra (5.000 en la plaza de Espa?a).
En Barcelona se citaron a las doce de la ma?ana 1.200 personas ante la plaza de Sant Jauma, guardaron cinco minutos de silencio y lanzaron algunas consignas. Por la tarde, en el mismo escenario, a la hora del ultim¨¢tum, los concentrados eran 5.000. Repicaron incluso las campanas y se pusieron los lazos azules hasta los veleros de una regata. El alcalde, Paqual Maragall, encabez¨® el s¨¦quito de autoridades, donde no faltaron ministros del actual Gobierno como Josep Piqu¨¦ y l¨ªderes socialistas como Narc¨ªs Serra o Josep Borrell. Maragall record¨®: "Las manos no son para matar, sino para amar". Nada sirvi¨®. Una vez conocido el desenlace, los ciudadanos rescataron otros gritos: "Miguel ?ngel, amigo, Catalu?a est¨¢ contigo", "?Basta ya!", "ETA no, vascos s¨ª", y "?D¨®nde est¨¢ la gente de Barcelona?". Un hombre que profiri¨® unas frases a favor de Herri Batasuna estuvo a punto de ser golpeado por un grupo de ciudadanos. Y s¨®lo la r¨¢pida intervenci¨®n de los mossos d'Esquadra evit¨® el apaleamiento.
En Santander, m¨¢s de 15.000 personas clamaron en la plaza del Ayuntamiento por la libertad de Miguel ?ngel. Alberto Pico, p¨¢rroco de los pescadores, ley¨® ante la multitud un comunicado exhortando a la serenidad como prueba de la nobleza de los c¨¢ntabros.
Alrededor de 5.000 personas, en una de las manifestaciones m¨¢s numerosas que se conocen en Segovia, se juntaron en la plaza Mayor al toque de las campanas de la catedral y de varias iglesias.
En Pamplona, en la plaza del Castillo, la concentraci¨®n convocada por Gesto por la Paz de Navarra, dur¨® desde la una hasta la hora fat¨ªdica, las cuatro de la tarde. Se sumaron 1.500 personas y las autoridades abogaron por lo que se desmotr¨® imposible.
En Sevilla m¨¢s de 500 ciudadanos permanecieron todo el d¨ªa junto a la plaza del Ayuntamiento. En Granada la cita fue en la plaza del Carmen. El PP de Andaluc¨ªa, presidido por el ministro Javier Arenas, ten¨ªa programada una sesi¨®n de su comit¨¦ ejecutivo en M¨¢laga. Esa reuni¨®n se celebr¨® pero cambi¨® de rumbo su orden del d¨ªa. Lo mismo sucedi¨® en los congreso provinciales y ordinarios del PSOE de Sevilla y de C¨¢diz.
La manifestaci¨®n por las principales calles de Alicante recab¨® entre 10.000 y 12.000 personas. Unas 12.000 personas recorrieron las calles m¨¢s relevantes de Le¨®n. En ambas marchas estuvieron las autoridades. En Valladolid m¨¢s de 2.000 vecinos se plantaron de manera improvisada en la plaza Mayor. En Cuenca fueron m¨¢s de 3.000 los que aguardaron en silencio en la plaza de Espa?a. En Murcia lo hicieron m¨¢s de 1.000. Colectivos de j¨®venes acudieron en Zaragoza a la plaza del Pilar. En Burgos, una protesta espont¨¢nea de 500 personas se cataliz¨® de nuevo desde la plaza Mayor y en Valencia ante el Ayuntamiento.
Hasta desde Bruselas lleg¨® un llamamiento in¨²til. Alrededor de 400 residentes en la capital belga se recogieron 15 minutos en una simb¨®lica plaza de la ciudad, frente al Teatro Real de la Monnaie, donde en 1830 se inici¨® la independencia de B¨¦lgica.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.