El 'Oxford English Dictionary' publica un ap¨¦ndice con 3.000 palabras nuevas
150 expertos a?aden los vocablos de las ¨²ltimas modas urbanas
Los correos de la droga que ingieren las bolsas de hero¨ªna o coca¨ªna para ocultarla han entrado en el Oxford English Dictionary de la lengua inglesa. Se denominan swallowers (swallow: tragar) y forman parte del grupo de 3.000 nuevos vocablos incluidos en un ap¨¦ndice que acaba de salir a la venta en el Reino Unido. Cinco a?os de trabajos han servido para que 150 expertos incluyeran tambi¨¦n a los luvvies, ricos y famosos; las teor¨ªas conspiratorias, conspiracy theories, y hasta el punto G, fuente de gozo sexual femenino, seg¨²n el ginec¨®logo Ernst Grafenberg, o las ¨²ltimas modas urbanas que reflejan la prensa y la literatura.
Publicado por vez primera en 1884, bajo el reinado de la reina Victoria, el Oxford English Dictionary pretende describir el uso de la lengua, pero no dictar normas de obligado cumplimiento. "Que un t¨¦rmino no aparezca no significa que est¨¦ proscrito. S¨®lo intentamos reflejar la evoluci¨®n y estado actual del idioma", se?ala Alan Hughes, uno de los lexic¨®grafos que ha colaborado en la compilaci¨®n del nuevo volumen.Largas horas de consulta de toda clase de peri¨®dicos, revistas y libros, a un ritmo de 18.000 nuevas palabras mensuales, han llevado a sus p¨¢ginas algunas como carjackers. Son los ladrones que levantan un coche en plena marcha echando al due?o del mismo. Si conducen a lo loco sobre todo de noche, y frenan, derrapan y aceleran de improviso como si les persiguiera alguien, se les puede llamar ahora hotters. Los menores que lavan los cristales de un autom¨®vil en un sem¨¢foro, "pero de forma agresiva y sin que nadie lo pida", son squeegee bandits. La voz bandido subraya en este caso los malos modos del limpiacristales. Un stuffers (stuff: polvo, de droga) es otro correo que la esconde en alguna parte del cuerpo. Y las spread sheets son las hojas de c¨¢lculo inform¨¢tico que pueden componerse en el ordenador.
El diccionario recoge tambi¨¦n las ¨²ltimas modas urbanas. Los patinadores callejeros que llevan botas de una sola hoja practican el rollerblading. Los j¨®venes aficionados a las juergas desinhibidas se dedican al raving (rave-in: org¨ªa). Los feligreses que corean salmos o canciones con los brazos en alto o dando palmas son happy clappies (happy: contento; clap: batir palmas).
Dos de los t¨¦rminos aceptados han aparecido profusamente en los medios brit¨¢nicos de comunicaci¨®n en los ¨²ltimos meses. Se trata de stalkers, individuos en su mayor¨ªa varones que acechan a una mujer o la acosan por tel¨¦fono. Tras varios casos relevantes de v¨ªctimas que sufrieron agresiones ps¨ªquicas, la figura ha entrado en el C¨®digo Penal, que castiga sus actos con la c¨¢rcel. Las tarjetas de loter¨ªa que se rascan con una moneda, scratchcards, aparecen asimismo. "Cuando una palabra sale muchas veces en la prensa o la literatura empezamos a considerarla como una candidata al diccionario. Tenemos un fondo de datos para poder comparar, pero lo importante es que se use en diversos sitios, no en una sola publicaci¨®n", dice Alan Hughes.
Her indoors es un modo salido de la televisi¨®n que sirve para denominar a la novia. Con ayuda del refranero popular podr¨ªa traducirse como "la mujer, la pata quebrada y en casa". Lo utilizaba el protagonista de una serie que dur¨® 14 a?os para referirse a su chica, que siempre estaba indoors (dentro de casa).
Los lexic¨®grafos del Oxford English Dictionary suelen esperar 12 meses para ver si un t¨¦rmino gana adeptos y se asienta en el lenguaje. Cuando lo logra, aunque proceda de otro idioma, como el pan italiano de aceite, ciabatta, "puede incluirse sin problemas. El ingl¨¦s es una lengua flexible y permeable", concluye Hughes.
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