Sobrecogedora versi¨®n de "Boris Godunov"
Gergiev y Wernicke presentan un sobrio montaje de la ¨®pera de Mussorgski
Bor¨ªs Godunov es una ¨®pera en la que sedan cita elementos tan variados -el car¨¢cter de ¨®pera nacional rusa, la importanciade los coros, la dificultad del papel protagonista- que en sus representaciones se deben unificar muchos esfuerzos para obtener resultados convincentes. Las producciones de Bor¨ªs Godunov que llegan del Este suelen caer en un pintoresquismo que roza lo folcl¨®rico y ¨²nicamente Andrei Tarkovski logr¨® trascender esc¨¦nicamente la universalidad que los pentagramas de Mussorgski contienen. La mirada centroeuropea y reflexiva en la escena de Wernicke unida al apasionamiento ruso en la m¨²sica de Gergiev es explosiva. Bor¨ªs Godunov se ve y se escucha con un escalofr¨ªo.
Valery Gergiev hac¨ªa un doble deb¨²: se presentaba en los festivales de verano de Salzburgo y se pon¨ªa por primera vez al frente de la Filarm¨®nica de Viena. Hab¨ªa mucha curiosidad en comparar esta combinaci¨®n Gergiev-Filarm¨®nica de Viena con la de Abbado-Filarm¨®nica de Berl¨ªn, entre otras razones porque el director milan¨¦s es el oficiante incondicional de la m¨²sica de Mussorgski fuera de Rusia. Tambi¨¦n hab¨ªa curiosidad en comprobar si el sonido refinado de los vieneses se adaptaba a la aspereza con que habitualmente se acercan los directores rusos a su repertorio.Pues bien, Gergiev consigui¨® una interpretaci¨®n sensacional a base de potenciar el sentimiento mel¨®dico, de crear un clima dram¨¢tico con unos contrastes din¨¢micos espeluznantes, y sobre todo llenando de pasi¨®n cada instante de la ¨®pera con una intensidad al l¨ªmite de lo agresivo.
Ante este enfoque revulsivo, la Filarm¨®nica de Viena se galvaniz¨® respondiendo con una interpretaci¨®n antol¨®gica. Nadie dir¨ªa que unas horas antes hab¨ªan hecho una Novena de Mahler con Bernard Haitink en una versi¨®n poderosa y expresiva. En Bor¨ªs se transfiguraron y los metales, por ejemplo, sonaban con la virulencia con la que suenan los de San Petersburgo, pero sin perder nunca la belleza t¨ªmbrica vienesa.
Gran triunfador
Queda mucho Festival de Salzburgo todav¨ªa, pero ya se puede asegurar que Gergiev va a ser uno de los grandes triunfadores. El actual director del teatro de ¨®pera Marinski (antes Kirov) de San Petersburgo pertenece a lo que se ha dado en llamar la generaci¨®n del relevo. Ha nacido, como Chailly o Rattle o Salonen, en la segunda mitad de este siglo, y como ellos se encuentra en un punto ascendente de madurez. Su versi¨®n de Bor¨ªs Godunov ech¨® fuego.Los coros de la Opera de Viena o de Bratislava o el infantil T?lzer Knabenchor se adaptaron al ritmo que impuso el director. Samuel Ramey cancel¨® su anunciada presencia como Bor¨ªs y est¨¢ siendo sustituido por Anatoli Kortscherga o por Wladimir Waneew, seg¨²n los d¨ªas. Este ¨²ltimo hizo una actuaci¨®n convincente en la premiere del domingo 3, tanto desde el punto de vista musical como desde el teatral. En el largo reparto destacaron las voces de Olga Borodina, Monte Pederson y F. Kusnetzow.
Punto y aparte merece la puesta en escena de Wernicke, llamada a convertirse en un cl¨¢sico de los noventa y, desde luego, en un ejemplo mod¨¦lico de c¨®mo se puede sacar el m¨¢ximo partido al inmenso escenario de la sala grande del Palacio de Festivales de Salzburgo.
Sobre un gran fondo con fotograf¨ªas enmarcadas de los gobernantes rusos desde el siglo XV hasta la actualidad (con los Gorbachov o Yeltsin incluidos), Wernicke consigue hacer una transgresi¨®n temporal del reinado de Bor¨ªs Godunov y convertirlo en una s¨ªntesis de la historia de Rusia, haciendo especial hincapi¨¦ en las relaciones del poder pol¨ªtico o religioso con un pueblo siempre manipulado. Las masas corales est¨¢n movidas en escena con enorme habilidad (hay persecuciones policiales que recuerdan a algunos cuadros de Genov¨¦s) y el trabajo sobre los cantantes actores es de una gran eficacia a la hora de perfilar sus motivaciones. Entre los efectos pl¨¢sticos impactantes -est¨¢n la utilizaci¨®n de una enorme campana que podr¨ªa ser heredera natural de la de Andrei Rublev de Tarkovski, la utilizaci¨®n de casas-c¨¢rcel -para la colocaci¨®n del coro o la graf¨ªa original rusa en determinados complementos esc¨¦nicos. La resoluci¨®n del acto polaco es un modelo de sencillez y elegancia, consistiendo simplemente en resaltar el valor simb¨®lico del piano en las clases ilustradas.
La versi¨®n musical utilizada es la que incluye el cuadro revolucionario. Con ello la ¨®pera gana en amplitud y representatividad colectiva.
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