El foro rezuma chotis
Incondicionales y curiosos pueblan las calles del Rastro a ritmo dechotis 'limon¨¢" y estampas de santos
Un intenso olor a pesca¨ªto frito impregna la calle de Embajadores. A la derecha, en la calle del Oso, un gran cartel: "San Cayetano ha llegado y la verbena ha empezado". Chulapos, castizas, mantones de manila, m¨²sica y estampitas de santo con marco dorado... Mezcla de sonidos, sabores y olores." Limon¨¢ y sardinas, sangr¨ªa "a 20 duritos" y longaniza frita, una inmensa brasa con pinchos morunos...La procesi¨®n de San Cayetano pas¨® el jueves entre oleadas de fieles y curiosos. La de San Lorenzo fue ayer. Y falta la de La Paloma, el viernes. "Este a?o el santo ten¨ªa buena cara", se?ala Maricarmen, asidua desde hace 12 a?os a su procesi¨®n. "Mira si sabr¨¢, que el a?o pasado, con lo de Biescas, estaba trist¨ªsimo, y el anterior, que le hab¨ªan robado el ni?o, no se le pod¨ªa mirar de la cara de mala leche que llevaba...". Para otras personas, como Cris, propietaria de una asociaci¨®n cultural del barrio, "este santo est¨¢ muy bien porque es feminista. Es el primero que veo con un ni?o en brazos". Subiendo la calle, y desde un rec¨®ndito extremo, surge un grupo de gitanos que toca la trompeta y el ¨®rgano. Su atronadora m¨²sica ambulante se hace o¨ªr por encima de todas las dem¨¢s. En un plato de pl¨¢stico verde luce una moneda de cien pesetas. "El dinero es lo de menos. Queremos crear ambiente, que todo el mundo se lo pase bien", justifican. "Sin embargo, la gente est¨¢ muy parada, no baila. Antes, por lo menos, se mov¨ªan", se?ala uno de ellos.
Pero su m¨²sica no es la ¨²nica que suena. En la calle del Oso y en San Cayetano j¨®venes y jubilados bailan al ritmo del chotis, mientras que en Mes¨®n de Paredes la gente se deja llevar por una orquesta moderna. Rafael, de la asociaci¨®n de vecinos La Corrala, asegura que "no se puede comparar el chotis, que en realidad es una deformaci¨®n de la polka, con esta m¨²sica ratonera" (un tema del d¨²o Ella BailaSola).
Mientras Rafa prepara bocadillos de jam¨®n y pinchos morunos, se aproxima un incondicional de estas fiestas: Esteban Carmona, el don Hilari¨®n del pasado a?o. Esta vez ha quedado segundo en el concurso anual, pero no por eso pierde la elegancia en el vestir. Se pasea por la verbena orgulloso de sus calcos de charol blancos y negros (zapatos), sus alares a cuadros (pantalones), sus picantes negros (calcetines), su chaleco, del que cuelga el peluco (reloj), su safo blanco (pa?uelo), la lima (camisa), la chupa negra (chaqueta), y la inevitable parpusa (gorra de chulapo).
A otros no les preocupa ir tan guapos como a don Hilari¨®n. Angel, un vecino de Aluche, no necesita decirle a nadie eso de: "Prenda, ?nos hacemos un tueste?", una expresi¨®n castiza para sacar a bailar a las chicas. El prefiere moverse solo. Valenciano de nacimiento, aprendi¨® a bailar el chotis a los 15 a?os. Ahora, pasados los 60, pasa de parejas y se lo monta de calle en calle en busca de su m¨²sica de siempre. La chica del 17, de Lilian de Celis, hace que Angel se mueva hasta que le "reviente el esqueleto".
Un grupo de cubanos observa el ambiente. Luis, que lleva 19 a?os en el barrio, arremete contra las fiestas: "No valen nada, son aburridas y hay poca gente". "Los a?os de Tierno Galv¨¢n fueron los mejores", comenta. Su amigo Gerardo no se queja, pero afirma que las de su tierra son "mucho m¨¢s divertidas".
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