Los directores europeos invaden Hollywood
Los ¨¦xitos comerciales en EE UU se deben a realizadores del Viejo Continente
La pel¨ªcula m¨¢s patriotera y millonaria de este verano en Estados Unidos est¨¢ dirigida por un alem¨¢n, Wolfgang Petersen. Se llama Air Force One y tiene mucho en com¨²n con Independence Day, qu¨¦ fue la pel¨ªcula m¨¢s patriotera y millonaria del verano pasado. Casualmente fue dirigida por otro alem¨¢n, Roland Emmerich. Estos dos casos ilustran a la perfecci¨®n un llamativo fen¨®meno: el asentamiento en Hollywood de una nueva generaci¨®n de cineastas europeos dispuestos a reinvadir con pel¨ªculas comerciales, de puro sello made in USA, el mercado extranjero del que emigraron.
En Air Force One, sobre el secuestro del avi¨®n presidencial, hay varios momentos cumbre. En uno, un terrorista de la antigua Uni¨®n Sovi¨¦tica sale de la c¨¢rcel mientras suena de fondo La Internacional y el p¨²blico se revuelve en sus asientos como si se tratara de los peores a?os de la guerra fr¨ªa. En otra escena, que reclama ovaciones y aplausos, el actor Harrison Ford planta cara al secuestrador y le espeta un contundente: "?Soy el presidente de los Estados Unidos!"En la pel¨ªcula Independence Day, la superproducci¨®n que barri¨® las taquillas de todo el mundo durante el a?o pasado, el presidente liberaba a la Tierra de una invasi¨®n extraterrestre gracias a la ayuda de un negro y un jud¨ªo de Brooklyn y, acto seguido, declaraba el 4 de julio fiesta nacional, nada m¨¢s y nada menos que a escala planetaria.
Hast¨ªo de Europa
Lo curioso es que este tipo de mensaje viene firmado por directores que se formaron en distintos pa¨ªses de Europa y que, seg¨²n se desprende de sus propias declaraciones, se han integrado en la industria de Hollywood por el hast¨ªo que les provocaba el negocio del cine en el Viejo Continente y por lo atractivo que les resulta trabajar en el sistema de los grandes estudios.
Wolfgang Petersen, formado en Hamburgo y Berl¨ªn, empez¨® trabajando como realizador para la televisi¨®n alemana y reclam¨® la atenci¨®n mundial con su pel¨ªcula de 1981 El submarino, reestrenada recientemente en Espa?a. Posteriormente ha firmado ¨¦xitos de taquilla como En la l¨ªnea de fuego y Estallido.
Por otro lado, Roland Emmerich fue a la escuela de cine de M¨²nich, el gran centro de formaci¨®n audiovisual de Alemania y hab¨ªa reventado ya las taquillas germanas con su primera pel¨ªcula antes de desembarcar en EE UU y garantizarse un puesto en la lista de personajes m¨¢s poderosos de Hollywood por t¨ªtulos como Stargate e Independence Day. Ahora est¨¢ terminando de rodar una nueva versi¨®n del cl¨¢sico japon¨¦s Godzilla.
Los estudios de Hollywood se han alimentado siempre del talento de directores europeos. Ernst Lubitsch, Billy Wilder, Milos Forman y Roman Polanski son apenas algunos casos notables de un ¨¦xodo muy relevante que se produjo, en especial, durante los a?os treinta cuando muchos cineastas escaparon del nazismo o durante el periodo de la guerra fr¨ªa al huir muchos intelectuales de los pa¨ªses del Este. Pero la nueva generaci¨®n, que incluye tambi¨¦n nombres como los de Paul Verhoeven, Jan de Bont y Renny Harlin, parece tener otro tipo de referencias. Tambi¨¦n el producto que hacen es de otro nivel.
El iracundo Jan de Bont, antiguo director de fotograf¨ªa de Verhoeven, ten¨ªa una filmograf¨ªa de una docena de t¨ªtulos en Holanda antes de emigrar a Los ?ngeles, pero los consideraba "abstractos, surreales, de arte y ensayo", opuestos al gran cine con el que sofiaban. En declaraciones a la revista Premiere, Verhoeven explic¨® que su amigo De Bont "tiene una filosof¨ªa del cine a lo Spielberg: si tienes mucho poder, puedes hacer cosas buenas. As¨ª que ahora est¨¢ levantando su estructura de poder para que todo el mundo empiece a creer en ¨¦l". De Bont revolucion¨® el uso de efectos digitales en la gran pantalla con la pel¨ªcula Twister, pero este verano se ha hundido con vistas a la cr¨ªtica y a sus seguidores con Speed 2, la segunda parte de lo que fue su deb¨² como director en 1994.
Por otro lado, el buen momento del cine independiente, que funciona con presupuestos m¨¢s razonables, y el trabajo en EE UU de otros cineastas europeos de prestigio como Agnieszka Holland o Lasse Hallstrom no parece causar mella alguna en el empe?o de Renny Harlin. El director finland¨¦s, que se estren¨® en Hollywood con Pesadilla en Elm Street 4 y luego triunf¨® con La jungla de cristal 2 y Cliffhanger, ha gastado m¨¢s de 100 millones de d¨®lares en cada una de sus m¨¢s recientes superproducciones, Cutthroat island y The long kiss goodnight.
Las dos se estrellaron en la taquilla, pero Harlin mantiene su reputaci¨®n como director de acci¨®n con una personalidad propia, una baza que a los estudios gusta explotar cuando contratan a extranjeros para que se pongan detr¨¢s de una c¨¢mara.
"Mucha gente cree que las estrellas ganan sumas de dinero desproporcionadas por su trabajo", declar¨® Harlin en una entrevista publicada recientemente, resumiendo su filosof¨ªa de triunfador. "Pero si una pel¨ªcula gana 40 millones de d¨®lares en la primera noche y 300 millones en todo el mundo, es justo que la estrella, el guionista y el director se lleven su parte del ¨¦xito".
Una de las razones por las que los directores europeos suelen decir "no" a Hollywood es que, por contrato, se les exige dejar el montaje final y la calificaci¨®n de la pel¨ªcula en manos de los ejecutivos del estudio. El propio realizador espa?ol Fernando Trueba tuvo que lidiar con ¨¦stas y otras estrecheces del sistema cuando rod¨® Two much, en Miami, con la participaci¨®n de Antonio Banderas y de Melanie Griffith.
Saltarse la cl¨¢usula
Sin embargo, el holand¨¦s Paul Verhoeven, consagrado en su pa¨ªs desde los a?os setenta, es hoy uno de los pocos cineastas que ha conseguido saltarse esta cl¨¢usula. ?El resultado? Showgirls, uno de los fiascos m¨¢s sonrojantes de la historia del celuloide. El director de las pel¨ªculas, Robocop e Instinto b¨¢sico ultima ahora su nuevo filme de fantas¨ªa, Starship troopers, que gira en torno a una batalla gal¨¢ctica contra unos insectos gigantes.
El franc¨¦s Luc Besson, que ha realizado ya dos pel¨ªculas con dinero de estudios de Estados Unidos (El profesional y El quinto elemento) mientras el italiano Marco Bambrilla, realizador de anuncios que fue descubierto por Ridley Scott y encargado de dirigir a Sylvester Stallone en Demolition man y a Alicia Silverston en la todav¨ªa no estrenada Excess baggage, son las dos incorporaciones m¨¢s recientes a este panorama de cineastas europeos en la meca del cine.
La ONU del cine
La llamada de los estudios de Hollywood no s¨®lo se escucha en Europa. La globalizaci¨®n y homogeneizaci¨®n del negocio del cine, en una progresi¨®n exponencial cada a?o que pasa, lleva a la industria a fijarse cada vez m¨¢s en talentos de pa¨ªses muy diversos que tengan capacidad de aportar cosas nuevas. El reclutamiento tiene varias modalidades: a tiempo completo, como es el caso de los australianos Bruce Beresford (Paseando a Miss Daisy) y Peter Weir (?nico testigo), o en peque?as dosis experimentales.El mexicano Guillermo del Toro (Cronos), por ejemplo, est¨¢ ahora a punto de estrenar en EE UU Mimic, una pel¨ªcula de ciencia ficci¨®n pagada por los estudios de la Columbia. La Universal financi¨®, por su parte, The Frighteners al neozeland¨¦s Peter Jackson (Mal gusto, Criaturas celestiales) y ahora le est¨¢ financiando una versi¨®n de King Kong. Otro neozeland¨¦s, Lee Tamahori, consigui¨® hacerse un nombre con Once were warriors y luego los americanos le jencargaron el polic¨ªaco Mulholland, Falls. Ahora dirige Bookworm, basada en un gui¨®n de David Mamet.
Un ejemplo aparte lo representa John Woo, el maestro del cine de acci¨®n de Hong Kong que, en su arrollador intercambio cultural con Estados Unidos, ha realizado ya tres rentabil¨ªsimas pel¨ªculas, entre ellas Broken Arrow y la nueva FacelOff.
Babelia
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