Reivindicaci¨®n de Dostoievski
Tambi¨¦n Fedor Dostoievski vive hoy un tiempo de reivindicaci¨®n. Ya est¨¢ casi concluido, y listo para ser emplazado frente a la librer¨ªa Lenin de Mosc¨², un monumento de casi cuatro metros de alto en honor del autor de Los hermanos Karam¨¢zov. El propio alcalde de la capital rusa, Yuri Luzhkov, espera inaugurarlo en septiembre, durante las celebraciones del 850' aniversario de la ciudad. Hace meses se coloc¨® otra estatua de Dostoievski en San Petersburgo, el principal escenario de su vida y de su obra. El proyecto no ha estado exento de pol¨¦mica, ya que han surgido denuncias de que el concurso fue una farsa, y que ya estaba decidido que ganase el equipo formado por Mijail Poshokin, vicepresidente del Comit¨¦ de Arquitectura de Mosc¨², y el escultor Alexandr Lukav¨ªshnikov.Los atormentados personajes de Dostoievski forman parte del acervo cultural universal. Pocos escritores han excitado tanto la imaginaci¨®n de generaciones enteras. Sin embargo, sus escasos detractores muestran casi el mismo ardor que sus defensores.
VIad¨ªmir Nabokov, en su Curso de literatura rusa, asegura que Dostoievski no le interesa "desde el punto de vista del arte perdurable y el genio individual". Incluso llega a calificarle de "escritor bastante mediocre con destellos de excelente humor separados por desiertos de vulgaridad literaria". Para el autor de Lolita, ni siquiera se sabe por qu¨¦ Rask¨®lnikov, el protagonista de Crimen y castigo, asesina a una anciana prestamista y a su hermana. ?l lo tiene claro: Tolst¨®i, G¨®gol, Ch¨¦jov, Turgu¨¦niev y, por supuesto, Pushkin, est¨¢n muy por delante de Dostoievski entre las grandes figuras del XIX ruso.
El r¨¦gimen comunista mantuvo a Dostoievski en un segundo plano, aunque sin llegar a prohibirlo. El novelista, que lleg¨® a sufrir un simulacro de ejecuci¨®n tras ser condenado a muerte por revolucionario (aunque nunca lleg¨® a tanto), volvi¨® transformado despu¨¦s de cumplir su condena en Siberia. Desde entonces, no mostr¨® ning¨²n atisbo de oposici¨®n al zarismo y defendi¨® con fervor religioso y nacionalista que s¨®lo se puede cambiar el mundo desde el interior del ser humano.
Ahora hay quien dice, como Galina Ponomariova, directora del museo dedicado en Mosc¨² al escritor, que "el hecho de que una estatua de Dostoievski se erija ante la mayor biblioteca de Rusia significa que se ha entrado en una nueva era". Pero Liudmila Sar¨¢skina, autora de cuatro libros sobre Dostolevski, sostiene que no hay nada en com¨²n entre el escritor y quienes hoy mandan.
En su opini¨®n, es una blasfemia que el monumento se emplace frente a la librer¨ªa dedicada al fundador del Estado sovi¨¦tico ("Lenin le odiaba", dice) y un error que la escultura le muestre en un banco, "simplemente pensando", ya que se deja fuera la energ¨ªa y emociones de su vida y obra.
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