Don P¨ªo y el mar en una palangana

"El cinemat¨®grafo, como lo llamaba, era para ¨¦l una cosa moderna, un nuevo invento mec¨¢nico que nunca le apasion¨®. No se atrev¨ªa a ir por miedo a acatarrarse. Hab¨ªa que salir de casa al anochecer, meterse en una sala oscura con extra?as y a veces molestas compa?¨ªas...". P¨ªo Caro Baroja traz¨® ayer una bonita semblanza de las desafortunadas relaciones que su t¨ªo P¨ªo. Baroja mantuvo con el s¨¦ptimo arte. Arranc¨® por el malestar con que el novelista recib¨ªa las adaptaciones cinematogr¨¢ficas de sus obras -"Este joven cree que el mar cabe en una palangana", dijo del director Arturo Ruiz Castillo tras ver Las inquietudes de Shanti And¨ªa-; sigui¨® por la divertida experiencia que vivi¨® Don P¨ªo al interpretar un peque?o papel en el Zalaca¨ªn el aventurero dirigido por Francisco Camacho (lamentablemente, no existe copia); y acab¨® citando su art¨ªculo Dos boinas, de 1954.All¨ª subraya el parecido "fisico e intelectual" d¨¦ Baroja y C¨¦sare Zavattini, guionista de Ladr¨®n de bicicletas "que nos recuerda a La busca - o de Milagro en Mil¨¢n -"rebelde como Aurora roja y Camino de perfecci¨®n"-: "El tipo de ambos es muy parecido, y los dos son hombres sencillos que rehusan la espectacularidad, dando imagen bondadosa e incluso humilde. Pero hay m¨¢s. Baroja con una c¨¢mara se llama Zavattini. Zavattini con una pluma se llama Baroja. Los finales de las novelas de Baroja son los finales de Zavattini. Id¨¦nticos, sin soluci¨®n".