Un profundo observador
Pragm¨¢tico y gentil. Paul Schrader es un ameno interlocutor, un profundo observador de la vida y de los valores humanos. Un defensor de los m¨¢s marginados. Su nueva pel¨ªcula, Affliction -una historia pat¨¦tica y desoladora, ambientada en el clima de provincia de New Hampshire- es s¨®lo un reflejo de ello. "El protagonista es un inadaptado, sin ning¨²n peso social, que enfrenta la opresi¨®n de una peque?a burgues¨ªa taca?a y conservadora y el tormento de los recuerdos violentos de su infancia", comenta el cineasta.Con Affliction, Schrader recurre una vez m¨¢s a su f¨®rmula eficaz de hacer cine, utilizando en esta ocasi¨®n un gui¨®n basado en la novela hom¨®nima de Russel Banks: "He tenido que luchar durante cinco largos a?os para conseguir la financiaci¨®n. Sin la cooperaci¨®n comercial de los actores hoy es imposible lograrlo. Nick Nolte fue de gran ayuda. Estaba tan entusiasmado con el proyecto que hasta acept¨® cobrar menos de la mitad de su sueldo".
Para el cineasta, el consumo excesivo de alcohol y cigarrillos son excelentes recursos para representar con mayor ¨¦nfasis la clase m¨¢s desprotegida. "Aumenta el atractivo del personaje y le da veracidad. Es un escape. Adem¨¢s, justifica la degeneraci¨®n que de alg¨²n modo le impone esa sociedad. Es un modo de redimirse".
Paul Schrader ha enfrentado ya con ¨¦xito en Taxi driver y en American gigolo el argumento de la violencia psicol¨®gica, utilizando un g¨¦nero como punto de partida para despu¨¦s transformarlo en una historia diferente que va tomando dimensiones cada vez mayores. "En este caso, es el homicidio", explica. "Es el pretexto que usa el protagonista para aliviar su carga existencial". Y a?ade: "Esta estructura narrativa la debo quiz¨¢ a mi formaci¨®n calvinista, a mi convicci¨®n hacia ciertas tendencias espirituales que motivan el arte. Una inspiraci¨®n que se aprecia cada vez menos en el cine de hoy".
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