La muerte de Diana quiebra la econom¨ªa de las ONG
Desde el punto de vista econ¨®mico, la desaparici¨®n de Diana de Gales supondr¨¢ p¨¦rdidas millonarias para las asociaciones ben¨¦ficas con las que colaboraba. Emple¨¢ndose a fondo en la b¨²squeda de donativos saldr¨¢n adelante, pero el poder de atracci¨®n que representaba su imagen para alertar sobre peligros como las minas antipersonas o el sida ser¨¢ irreemplazable, admiten sus propios directores. Est¨¢ por decidir si los brit¨¢nicos instauran ahora un d¨ªa en recuerdo de su princesa o la honran con una estatua en Londres, dos de las ¨²ltimas sugerencias barajadas.
Una certeza emerg¨ªa sin embargo con fuerza ayer entre el incesante flujo de ciudadanos que sigue depositando flores en los palacios de Kesington, residencia londinense de la princesa, y de Buckingham. Todos desean recordarla m¨¢s all¨¢ de la pompa de las honras f¨²nebres del pr¨®ximo s¨¢bado.A la vuelta de sus vacaciones, Diana ten¨ªa una agenda apretada y llena de compromisos humanitarios. El jueves deb¨ªa efectuar un llamamiento en favor de los ni?os aquejados de asma y s¨ªndrome de Down. Durante los d¨ªas siguientes, los peque?os jamaicanos desfavorecidos y la protecci¨®n de la salud de los menores en general la tendr¨ªan tambi¨¦n ocupada en recepciones y visitas a hospitales. Su principal viaje, no obstante, estaba siendo a¨²n ultimado. La princesa pensaba acudir a Singapur a una cena en beneficio de las v¨ªctimas del sida. En Hong Kong, donde esperaba hacer escala, una gala en apoyo de los mismos enfermos marcar¨ªa la primera visita de un miembro de la familia real brit¨¢nica a la ex colonia tras su entrega a China.
Todas las citas han sido canceladas, pero una nueva propuesta puede ser aceptada en breve. El Hospital de Mujeres de Liverpool, que inaugurara en 1995 en su ¨²ltima aparici¨®n como princesa de Gales, llevar¨¢ su nombre si sus directores as¨ª lo aprueban. Entretanto, algunas de las asociaciones con las que manten¨ªa estrechos contactos no tienen reparos en reconocer que su labor como patrona era de un valor incalculable. "Pulveriz¨® el estigma del sida con su naturalidad", ha dicho Nick Partridge, director ejecutivo de la Fundaci¨®n Terence Higgins.
50 millones de pesetas
El concierto m¨¢s lucrativo celebrado en su nombre para el Fondo Nacional del Sida recaud¨® en 1993 unos 50 millones de pesetas. De la subasta de sus trajes de noche el Hospital londinense para el C¨¢ncer obtuvo 250 millones de pesetas m¨¢s. "Perderla nos crear¨¢ dificultades financieras, pero la aut¨¦ntica tragedia es carecer de su presencia para alertar sobre problemas acuciantes. Y ¨¦se es el verdadero trabajo de la beneficencia", en palabras de Vicki Pulman, portavoz de la fundaci¨®n que coordina las investigaciones en el sector.
La causa de las minas de guerra es algo distinta. Hace un a?o, Diana de Gales se deslig¨® de un centenar de grupos caritativos para centrarse en seis. Como la mayor¨ªa de los brit¨¢nicos, ten¨ªa sus asociaciones favoritas, que, en su caso, trabajan en el campo del sida, la lepra y el c¨¢ncer, los hospitales infantiles, los vagabundos y el ballet.
Con la Cruz Roja Nacional, que no se encontraba entre sus preferidas, fue a Angola reclamando la prohibici¨®n mundial de la fabricaci¨®n de minas antipersonas y tambi¨¦n viaj¨® a Bosnia con el grupo Survivors Network y el apoyo del Ministerio brit¨¢nico de Exteriores. "Para mucha gente ella personificaba la campana misma y eso no puede repetirse", dijeron los portavoces de esta asociaci¨®n.
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