Conde de Montecristo
El ex presidente de Banesto tiene un plan para evitar la prisi¨®n
"Es que el juicio de Banesto no s¨¦ cu¨¢ndo se va a celebrar. No ser¨¢ posible durante 1998... Ser¨¢ muy dificil celebrarlo en l998", dijo Mario Conde el pasado 25 de agosto. La secci¨®n primera ya hab¨ªa fijado el 31 de julio la fecha, pero Conde y los otros ocho acusados a¨²n no lo sab¨ªan. Desde el pasado lunes 1 han comenzado a ser notificados. A¨²n cuando falta terminar un fleco en la investigaci¨®n -si se abre o no juicio oral contra los inculpados Mariano G¨®mez de Lia?o y Francisco Javier Sitges-, los magistrados de la secci¨®n primera de lo Penal han fijado la fecha.Mario Conde tiene el plan de retornar, como el conde de Montecristo. A diferencia de Edmundo Danth¨¦s, el personaje de la novela de Dumas, que pas¨® trece a?os en galeras, el ex banquero no piensa ir a prisi¨®n Pero como Danth¨¦s, piensa en volver, esto es, retomar al primer plano de la escena, y vengarse de manera terrible y despiadada de todos, los magistrados primero, excepto un pu?ado de amigos. Sus chicos de la prensa. Como Danth¨¦s su tesoro de la isla de Montecristo tambi¨¦n el ex banquero, posee mucho dinero.
A capa y espada, el ex banquero tiene una prioridad. Se llama Argentia Trust. Ha presentado un recurso de casaci¨®n ante el Tribunal Supremo contra la sentencia que le condena a seis a?os de prisi¨®n. Y ha abierto de facto la revisi¨®n de su caso a trav¨¦s del juzgado de instrucci¨®n de Madrid. Su idea esparalizar la casaci¨®n de la sentencia con un hecho nuevo. Ese hecho, seg¨²n cree, podr¨ªa venir de Suiza, s¨ª demuestra que los 600 millones que ¨¦l ordeno pagar en 1990 fueron a parar a bolsillos de gente con nombre y apellido. Para eso, Conde necesita la ¨ªnformaci¨®n de Suiza. Sea por v¨ªa oficial o extraoficial, lo mismo da.
Su temor: si cualquier d¨ªa de estos se celebra la vista del recurso de casaci¨®n, para la que a¨²n no existe fecha, en el Tribunal Supremo, y no hay hecho nuevo en el caso, razona, entonces la confirmaci¨®n de la sentencia de seis a?os le llevar¨ªa a ingresar en prisi¨®n. Ser¨ªa desde all¨ª, pues, desde la que deber¨ªa impulsar un recurso de revisi¨®n, si dispone del hecho nuevo.
Esto es precisamente lo que intenta evitar. En su contrarreloj contra el Tribunal Supremo, el ex banquero necesita exhibir alg¨²n documento suizo, con la esperanza de que ese papel persuadir¨¢ a los magistrados del tribunal a, como m¨ªnimo, suspender la casaci¨®n.
Los plazos formales de la comisi¨®n rogatoria en Suiza son de infarto. Porque para contestar a la comisi¨®n, el fiscal Peter Cosandey, de Z¨²rich, tiene que esperar los papeles oficiales que envi¨® el juez Coronado. ?stos no llegar¨¢n hasta la ¨²ltima semana de septiembre. El fisca podr¨¢ dictar un auto, proponiendo trasladar los documentos que ya tiene. Por supuesto, este auto est¨¢ sujeto a recursos. Uno ante el tribunal Cantonal y otro ante el Federal. Esto Conde se lo sabe bien porque cuando ¨¦l trat¨® de impedir, en 1995, la comisi¨®n rogatoria del juez Garc¨ªa-Castell¨®n para desenmara?ar la trama suiza del caso Banesto, present¨® cuatro recursos en Lausana, retrasando as¨ª los papeles a?o y medio.
Pero lo importante no es la forma. El ex banquero, como el conde de Montecristo, espera los papeles de Suiza para empu?ar la espada y saldar cuentas. Todo esto, aunque el magistrado Villefort -?perd¨®n, ¨¦se era el del conde de Montecristo!-, los magistrados Siro Garc¨ªa, ?ngela Murillo y Ventura P¨¦rez Mari?o le hayan condenado por haber ordenado pagar 600 millones de pesetas por humo , sin contrapartida alguna. Un d¨ªa por las exenciones fiscales, otro por una colocaci¨®n fantasmal de t¨ªtulos.
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