Una fulgurante ofensiva militar acab¨® con el "leopardo"
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El comienzo del fin para el leopardo -sobrenombre con el que gustaba ser llamado Mobutu- comenz¨® el 14 de noviembre de 1996 cuando los rebeldes tutsis dirigidos por Laurent Kabila, entrenados por EE UU y apoyados por varios pa¨ªses lim¨ªtrofes como Ruanda y Uganda, bombardearon el campo de refugiados m¨¢s grande de Zaire. Durante seis horas los obuses cayeron en Mugunga provocando el ¨¦xodo de 700.000 personas. Lo que hasta ese momento hab¨ªa sido una guerra de baja intensidad en el extremo Este del gigantesco Zaire comenzaba a tomar fuerza y extenderse.Mientras esto ocurr¨ªa, Mobutu se recuperaba en una cl¨ªnica de Suiza de un c¨¢ncer de pr¨®stata que lo estaba carcomiendo y no consider¨® todav¨ªa necesario regresar a su pa¨ªs. Al fin y al cabo, durante m¨¢s de treinta a?os hab¨ªa gobernado con mano de hierro y contaba con el apoyo de las potencias occidentales. Sin embargo, advirti¨® que algo iba mal. Las tropas que enviaba eran derrotadas o se entregaban directamente al enemigo. En diciembre regresa precipitadamente a Kinsasha y lanza una ofensiva con sus mejores hombres. Numerosos testimonios gr¨¢ficos muestran que Mobutu cuenta con el apoyo de mercenarios procedentes de la ex Yugoslavia, pero ni ¨¦stos son capaces de frenar a los rebeldes, que el 15 de marzo entran victoriosos en Kisangani, la tercera ciudad en importancia de Zaire.
Al ver que la insurrecci¨®n se extend¨ªa como una marea imparable, Mobutu opt¨® por un gesto pol¨ªtico y nombr¨® primer ministro a Etienne Tshisekedi, un moderado con prestigio entre la oposici¨®n a Mobutu. Pero Kabila, quien luch¨® en las mismas selvas junto al Che Guevara en los sesenta, ya estaba lanzado, y a los dos d¨ªas del nombramiento captur¨® Mbuji-Mabi, uno de los principales centros productores de diamantes del mundo. Mobutu se dio perfecta cuenta del golpe mortal que acababa de sufrir. Una de sus principales fuentes de divisas, que le hab¨ªa servido para hacerse inmensamente rico y tejer una tupida red de corrupci¨®n en la administraci¨®n de todo el pa¨ªs, acababa de caer en manos de unos soldados a los que cre¨ªa indisciplinados e inexpertos, pero que en realidad estaban batiendo todos los r¨¦cords de conquista de terreno en el menor tiempo posible.
El 9 de abril conquistaron Lumumbasi, la segunda ciudad del pa¨ªs, enarbolando la bandera azul con estrellas amarillas del nuevo pa¨ªs que Kabila pretend¨ªa crear. ?ste ya no era un oscuro jefe guerrillero, sino que a los ojos de la comunidad internacional su figura iba creciendo al tiempo que menguaba la de Mobutu, a quien se le echaba ahora en cara sus fabulosas posesiones en Europa frente al estancamiento colonial de su pueblo.
Desde abril a mayo, las tropas de Kabila se lanzaron a una alocada carrera hacia la capital zaire?a. Pueblos y ciudades se entregaban sin resistencia y Mobutu ve¨ªa c¨®mo se le escapaba el poder. Nelson Mandela, la figura m¨¢s prestigiosa del ?frica negra, ped¨ªa al viejo dictador que evitara un ba?o de sangre y aceptara negociar con Kabila. Tras varias rondas de conversaciones en las que se produjeron los desaires entre el leopardo y Kabila, Mobutu abandon¨® el pa¨ªs el 17 de mayo de este a?o. Un pa¨ªs que ni siquiera tiene ya el mismo nombre.
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