Dictador embarazoso
LA CA?DA del muro de Berl¨ªn y el fin de la guerra fr¨ªa dejaron al dictador zaire?o Mobutu Sese Seko sin trabajo en la parte de ?frica que Occidente le hab¨ªa asignado a este ex sargento colonial y fiel colaborador de la CIA estadounidense. Durante cerca de tres d¨¦cadas, Washington, Par¨ªs y Bruselas miraron a otro lado cuando esta "cuenta corriente ambulante tocada con un gorro de leopardo", como le calific¨® un ministro franc¨¦s, amas¨® una de las fortunas m¨¢s descomunales del mundo a costa del empobrecimiento absoluto de uno de los pa¨ªses m¨¢s ricos de Africa y ciment¨® su poder comprando, torturando o asesinando a disidentes y opositores. Mobutu estuvo en primera l¨ªnea de la estrategia estadounidense cuando se trat¨® de combatir a la guerrilla y al r¨¦gimen filosovi¨¦tico de Angola. El acceso a las inmensas riquezas minerales zaire?as tambi¨¦n fue recompensado por Estados Unidos; no en vano, Mobutu mantuvo una excelente relaci¨®n con la Casa Blanca desde los lejanos d¨ªas de Dwight Einsehower hasta George Bush. Los cambios en el panorama mundial soprend¨ªeron al dinosaurio Mobutu, calificado as¨ª por sus bi¨®grafos menos complacientes, con el pie cambiado.Las promesas democratizadoras que lanz¨® en 1990 mostraron su verdadera faz en la matanza organizada poco despu¨¦s por su Ej¨¦rcito en el campus de la Universidad de Lumumbashi, capital de la provincia minera de Shaba. La paciencia de los pa¨ªses occidentales result¨® por fin desbordada y cortaron toda relaci¨®n con el dictador. Mobutu empez¨® a convertirse en un amigo impresentable. El pen¨²ltimo bal¨®n de ox¨ªgeno lo recibi¨® de los centenares de miles de refugiados hutus que inunda ron el este de Zaire en el verano de 1994 y que Mobutu aprovech¨® para volver a insistir en su papel supuesta mente insustituible para mantener la estabilidad en la regi¨®n. Fue el ¨²ltimo espejismo. Laurent Kabila, su viejo enemigo, acab¨® en mayo pasado con el r¨¦gimen de Mobutu tras una una campa?a militar rel¨¢mpago. El dictador fue al exilio. Francia tampoco supo entender el cambio internacional y hasta el ¨²ltimo momento sostuvo a su hombre en Kinshasa. Fue in¨²til. Mobutu acaba de morir en Marruecos de un implacable c¨¢ncer de pr¨®stata. Acaso porque la lejan¨ªa del poder agrava las enfermedades. Pocos sentir¨¢n su muerte.
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