Agn¨¨s Desarthe: "La literatura no es sitio para hacer pol¨ªtica"
S¨®lo treinta y un a?os y dos novelas le han bastado a Agn¨¨s Desarthe (Par¨ªs, 1966) para encaramarse al primer puesto de los libros m¨¢s vendidos en Francia el a?o pasado. El primero, Quelques minutes de bonheur absolu (1993), fue su carta de presentaci¨®n, y con el segundo, Un secreto sin importancia, se llev¨® el premio Livre Inter 1996 y vendi¨® 50.000 ejemplares en un mes. Las traducciones no han tardado en llegar: primero al alem¨¢n, despu¨¦s al holand¨¦s y ahora al espa?ol, de la mano de Mondadori.La juventud de la autora y lo fulminante de la respuesta de p¨²blico remiten inmediatamente al otro fen¨®meno reciente de la literatura francesa, la joven Marie Darricusecq y su Marranadas. Pero Desarthe rechaza de plano la comparaci¨®n: "No tenemos nada que ver. Es m¨¢s, el mensaje que contiene su libro me parece francamente preocupante. Eso de llamar al pasotismo pol¨ªtico, al individualismo ... Es una muestra de la nueva juventud de derechas. Yo soy al¨¦rgica al dogmatismo, y todav¨ªa m¨¢s al dogmatismo en literatura; por eso un libro no me parece el sitio para lanzar mensajes pol¨ªticos. Precisamente la gran fuerza de la literatura radica en que no necesita ser expl¨ªcita, no le hace falta hacer evidente el mensaje. Aun as¨ª, si uno quiere hacer s¨¢tira pol¨ªtica, como han hecho algunos grandes autores, lo menos que se le puede exigir es que tenga una gran cultura pol¨ªtica".Antisemitismo
Aunque en Un secreto sin importancia no hay ni siquiera referentes de actualidad social ni geogr¨¢fica (es una historia entre surrealista y m¨¢gica, con toques de fantas¨ªa y onirismo "contra los secretos y la muerte, a favor de la verdad", seg¨²n la autora), los or¨ªgenes jud¨ªos de algunos personajes desempe?an un papel determinante. "Yo soy jud¨ªa, como mi marido y mis padres, que proceden uno de Rusia y la otra del L¨ªbano", explica Desarthe, precisamente su apellido de casada. "A medida que iba escribiendo me daba cuenta de que la b¨²squeda de los or¨ªgenes se convert¨ªa en un material importante para mi obra, y eso me llev¨® a intentar crear un personaje mezclando los distintos rasgos de mis antepasados. En Occidente tachan a los orientales de salvajes, y ellos a nosotros de esnobs. Es la versi¨®n longitudinal del conflicto norte-sur".
"De todos modos", contin¨²a Desarthe, "el antisemitismo no est¨¢ resuelto,, ni mucho menos. Francia no ha hecho la menor autocr¨ªtica tras su actuaci¨®n en la II Guerra Mundial, y los franceses siguen siendo muy racistas hacia las minor¨ªas. Mi hijo peque?o, que se llama Isaac, est¨¢ aprendiendo a convivir con los insultos de sus compa?eros de colegio o de los vecinos de mesa en el restaurante, que en cuanto me oyen pronunciar su nombre empiezan a quejarse por lo ruidosos que son 'estos jud¨ªos'. Incluso cuando naci¨® y dejamos en el contestador un mensaje comunic¨¢ndolo recibimos varias amenazas".
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