"El mar se fue tragando a mis compa?eros, a m¨ª me quedaba poco tiempo"

"A las tres horas de estar en el agua a¨²n pod¨ªa ver en medio de las olas a tres de mis compa?eros con vida; a las cinco horas s¨®lo distingu¨ªa a dos; a las ocho, todos hab¨ªan muerto. El mar se los hab¨ªa tragado. Entonces supe que a m¨ª tambi¨¦n, me quedaba poco tiempo. Casi no pod¨ªa nadar y ten¨ªa mucho fr¨ªo" Brahim acaba de cumplir 30 a?os y es uno de los seis supervivientes de la patera que naufrag¨® el martes. Ayer, en un hospital de Algeciras, cont¨® a EL PA?S su odisea.

"Si me devuelven a Marruecos, lo intento de nuevo"

La patera naufrag¨® a 1,2 millas de Punta Acebuche, frente a las costas de C¨¢diz, y uno de los rescatados con vida por los servicios de salvamento espa?oles, a las 10.15 de esa ma?ana, fue Brahim. Tras permanecer 48 horas en observaci¨®n en el servicio de urgencias del hospital Punta Europa, de Algeciras, ingresaba ayer a ¨²ltima hora de la tarde en la habitaci¨®n 609 del centro hospitalario con un diagn¨®stico de erosiones axilares e inguinales y una posible neumon¨ªa por aspiraci¨®n de agua salina.Agotado, roto, y de buen humor, relat¨® su dram¨¢tica aventura. S¨®lo puso una condici¨®n, que este peri¨®dico se pusiese en contacto con su familia en Marruecos para decirles que Al¨¢ hab¨ªa sido grande, que le hab¨ªa ayudado a esquivar la muerte. Otros 23 compa?eros de viaje no tuvieron tanta suerte. Muchos no hab¨ªan visto un barco nunca.

"El mar estaba muy bonito, muy tranquilo. Salimos a las 19.30 de la tarde (21.30, hora espa?ola) de Ksar-Es-Seguer (frente a Tarifa), eramos uno 30 personas, dos viejos y el resto j¨®venes, y tuvimos que pagar cada uno 10.000 dirhams (150.000 pesetas) a los traficantes. Yo soy de cerca de Nador (a 12 kil¨®metros de Melilla) y siempre hab¨ªa trabajado comprando y vendiendo y haciendo peque?as chapuzas. Pero eso no era un futuro. Hace dos a?os mi hermano y mi hermana se fueron a Italia y tienen trabajo y est¨¢n muy contentos all¨ª. Y pens¨¦: ahora me toca a m¨ª". Brahim masculla las palabras con dificultad a trav¨¦s de un respirador, tiene en carne viva las ingles y las axilas por el rozamiento de las 11 horas que permaneci¨® nadando y por efecto de la sal y las bajas temperaturas que soport¨®.

Tras dos horas y media de traves¨ªa y a poco m¨¢s de dos kil¨®metros de su destino, la patera se vino abajo. ?Qu¨¦ ocurri¨®? "El mar estaba como un plato", explica Brahim, "pero llegando a Espa?a se levant¨® mucho aire y olas. Empez¨® a entrar agua en la barca y nosotros quer¨ªamos sacarla del fondo. La gente se puso muy nerviosa y ya no recuerdo nada m¨¢s. No recuerdo ni gritos ni nada. Y mis compa?eros se mor¨ªan. Yo cada rato me pon¨ªa un poco boca arriba, pero no pod¨ªa estar as¨ª ni cinco minutos, porque se me met¨ªa la sal por la nariz y entonces volv¨ªa a nadar y me dol¨ªan mucho los brazos y el pecho. No s¨¦ c¨®mo pude aguantar. ?A que soy buen nadador? Aprend¨ª de ni?o".

Mientras explica su aventura Brahim muestra una expresi¨®n tranquila y ense?a con orgullo el sobado reloj de marca indefinida que milagrosamente funciona y durante aquellas eternas 11 horas en el estrecho le fue recordando que estaba vivo. ?Volver a Marruecos? Espero que despu¨¦s de lo que me ha pasado me dejar¨¢n quedarme aqu¨ª. Si no, tendr¨¦ que intentarlo de nuevo".