Z¨¹lle aplasta la disidencia
Tonkov justifica su presencia con una gran victoria Jim¨¦nez, de nuevo segundo
Fernando Escart¨ªn hablaba la v¨ªspera de la transfiguraci¨®n de Alex Z¨¹lle, aquel suizo habitualmente nervioso, intranquilo y dubitativo, en un nuevo Indur¨¢in, un hombre de cuya tranquilidad en los momentos m¨¢s duros emanaba tal fuerza que cualquier intento de faltarle el respeto queda en. eso, en puro amago. Hiperb¨®lico o no, la imagen buscada por el escalador aragon¨¦s para describir lo que sent¨ªa all¨ª arriba -obligado a atacar y al mismo tiempo sabedor de su ineficacia e incluso de su inconveniencia- con Dufaux y Z¨¹lle, resume a la perfecci¨®n, con 24 horas de adelanto, lo que sucedi¨® ayer.La etapa de Pajares sirvi¨® para que una de las grandes estrellas del plantel de la ronda espa?ola, el ruso P¨¢vel Tonkov, justificara su participaci¨®n con una espl¨¦ndida victoria; tambi¨¦n para que Jalabert mostrara una inteligencia poco com¨²n a la hora de definir la carrera, aunque le costara un minuto de penalizaci¨®n por reparaci¨®n no autorizada; y, c¨®mo no, para que Jos¨¦ Mar¨ªa Jim¨¦nez contin¨²e con su campa?a de alegrar a la afici¨®n con ataques condenados finalmente a la segunda plaza.
La jornada, una de las m¨¢s duras de esta Vuelta, corrida a casi 38 kil¨®metros por hora, tuvo un protagonista extraordinario, un corredor que dej¨® a su l¨ªder en las mejores condiciones para dominar la subida final a Pajares -16 kil¨®metros al 6,3%, con alg¨²n tramo del 19%- y asestar otro golpe moral a sus desafiantes. Se trata de Laurent Jalabert, el hombre de las explosiones de fuerza y de las explosiones de agotamiento. El inicio difiri¨® del de d¨ªas anteriores por una sola raz¨®n: el ruso P¨¢vel Tonkov, a quien el d¨ªa anterior su novia madrile?a, Dar¨ªa, hab¨ªa convertido en padre de Nicol¨¢s, quer¨ªa ganar la etapa. Era la condici¨®n que le hab¨ªa puesto Gluseppe Saronni, su m¨¢nager, para poder abandonar la ronda, cosa que har¨¢ hoy o ma?ana para visitar a su familia. Asi que para que su l¨ªder triunfara, fue su equipo, el Mapei, quien se dedic¨® a controlar la carrera, quitando el trabajo a la ONCE. Subiendo La Cobertoria, sin embargo, primero la ONCE, por medio del inagotable Leanizbarrutia, y luego el Kelme, con Arsenlo y Escart¨ªn buscando dejar aislado, como el d¨ªa anterior, a Z¨¹lle, marcaron el fuerte ritmo que dej¨® el pelot¨®n de cabeza en una veintena de corredores. Pero Jalabert ten¨ªa otra idea de c¨®mo deb¨ªa desarrollarse la carrera, y la puso en pr¨¢ctica -para desgracia de Cerezo, a quien priv¨® de los puntos del premio de la monta?a, el ¨²nico acicate para el manchego, en un furioso sprint- coronando La Cobertoria. Jalabert se escap¨® en el descenso al tiempo que Serrano, uno de los ayudantes de Escart¨ªn pinchaba. Fue el cebo en el que pic¨® el Mapei. Y fue en el llano donde Lanfranchi, el gregario de Tonkov, hizo el trabajo que la ONCE necesitaba, para que los suyos tomaran un respiro: tragarse el viento y tirar desaforadamente del grupo, impidiendo, as¨ª, que Serrano se desgastara para enlazar y llegara a Pajares sin fuerzas para ayudar a Escart¨ªn. Desgastando, de paso, a todos los que osar¨ªan a atacar a Z¨¹lle.
Luego, Jalabert cambi¨® de bicicleta -un minuto de penalizaci¨®n-, recuper¨® fuerzas, se dej¨® atrapar y prepar¨® el siguiente golpe: en Pajares volvi¨® a atacar para que Tonkov en persona tuviera que responder, para- que los tirones desgastaran a¨²n m¨¢s a los rivales, para que Z¨¹lle viera que Escart¨ªn no ten¨ªa su d¨ªa y que pod¨ªa quedarse a poco que se tensara la cuerda. Cumplida su funci¨®n, como los actores secundarios, desapareci¨® por el foro el franc¨¦s. Entr¨® en escena Jim¨¦nez, quien, m¨¢s confiado que otros d¨ªas, atac¨® a s¨®lo 5 kil¨®metros de la meta. El mismo resultado que la v¨ªspera: uno m¨¢s fuerte le alcanz¨® y le dej¨®. Fue Tonkov. Salt¨® a falta de 4 kil¨®metros.
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