Televisi¨®n Espa?ola

Ignoro si los sueldos de los trabajadores del Ente audiotelevisivo siguen congelados, porque ¨²ltimamente ya no hablamos de ello, ocupados como nos encontramos por comentar otros dimes y diretes relativos a Televisi¨®n Espa?ola, como por ejemplo los trapos de dise?o que cubrir¨¢n las pechugas de Ana Contact Obreg¨®n -estuvo hecha toda una jod¨ªa Foster cuando grit¨®: "?Miguel, estamos aqu¨ª!", durante el acto espiritual de Las Ventas- y de otros cuerpos parlantes de La Uno y La Dos, por gentileza de algunos de nuestros modistos suicidas.Me gustar¨ªa, sin embargo, que parte de la deuda enloquecida en la que pretende embarcarse el amoroso L¨®pez, ante la complacencia de sus patrocinadores y la impasibilidad de un mont¨®n de calzonazos de nacionalidades afines" fuera a parar a los bolsillos de esos empleados cuya pericia, profesionalidad y experiencia tiene que ponerse al servicio de las memeces que L¨®pez-Amor y Mart¨ªnez Cari?o nos ofrecen para las horas de rendici¨®n, y de las cuales no es menor la ¨²ltima parida, llamada Maridos y mujeres, y que a todos nos incita a la esterilidad, el celibato y el eremitismo.

Dicho lo cual, cualquier presupuesto va a parecerme de perlas, y cualquier traje tambi¨¦n, y cualquier encefalograma c¨®ncavo lo mismo, si ello coadyuva al Gran Objetivo del Ente, que al parecer consiste en unir a las dos Espa?as.

No s¨¦ la suya, pero la m¨ªa se encuentra en trance de leer las. memorias del Gran Houdini, aprendiendo a desaparecer, volar, huir, incluso en caso de hallarse metida en un ba¨²l, maniatada de manos, pies y tele.

No hay nada, en estos casos, como un buen libro.