Tres naturales eternos
Lleg¨® Jos¨¦ Tom¨¢s. Se plant¨® con aquel manso de Loreto Charro y le peg¨® tres naturales de los que crean afici¨®n. A Jos¨¦ Tom¨¢s, que hab¨ªa pasado como alma en pena por la feria, le sali¨® el torero que lleva dentro y se reboz¨® con el toro en los instantes m¨¢s hermosos del mediocre ciclo mateo.Tom¨¢s sac¨® con guapeza el toro a los medios, por bajo y and¨¢ndole, y le puso la muleta por derecho, como nadie en toda la feria. Y en ese preciso instante surgi¨® el toreo con toda su belleza. No dur¨® m¨¢s que esos tres naturales largos, emotivos y profundos. Pero all¨ª se contuvo el alma de los buenos aficionados, de los que se emocionan cuando la plasticidad es honda y no efectista, y los que saben que toda suerte se ha de realizar por derecho para que sea eterna y no a base de pico, colorines y posturas aflamencadas. Despach¨® al sexto, un galafate con hechuras de ?u, y le pitaron.
Varias / Ponce, Barrera, Tom¨¢s
Tres toros de Sep¨²lveda, descastados; tres de Loreto Charro, manejablesEnrique Ponce: silencio; aviso y ovaci¨®n. Vicente Barrera: oreja y ovaci¨®n. Jos¨¦ Tom¨¢s: vuelta y pitos. Plaza de Logro?o, 25 de septiembre. 6? y ¨²ltima de feria. Casi lleno.
Ponce estuvo horroroso con la espada en el primero, un carret¨®n con el que perpetr¨® una escabechina indescriptible. A su segundo, un borrego, le enjaret¨® pases despegados y desva¨ªdos.
Vicente Barrera se llev¨® el mejor lote y de la misma forma lo desperdici¨®. Su toreo al hilo del pit¨®n luce cuando los astados se mueven sin m¨¢s ni m¨¢s. Con las notas del pasodoble Manolete y su quietud, la sensaci¨®n del recuerdo del monstruo cordob¨¦s puso la parte ¨¦pica a la tarde final de una feria en la que se vieron tres naturales eternos.
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