Reacciones similares ante situaciones distintas
El jueves negro de la Bolsa Hong Kong y su incidencia en otros mercados de valores del mundo reflejan una importante p¨¦rdida de confianza, ya generalizada, en las perspectivas econ¨®micas de Asia oriental, regi¨®n que ha sido, durante a?os, la estrella de la econom¨ªa mundial. Las crisis financieras de los ¨²ltimos meses en varios pa¨ªses del sureste asi¨¢tico no se hab¨ªan, hasta entonces, contagiado a las econom¨ªas, m¨¢s s¨®lidas, del noreste de Asia.Los ataques especulativos contra el d¨®lar de Hong Kong se explican, en primer lugar, porque se trata de la ¨²nica moneda asi¨¢tica que mantiene a¨²n un tipo de cambio fijo con el d¨®lar estadounidense. Desde 1983 las autoridades monetarias de Hong Kong han mantenido una estrecha vinculaci¨®n de su moneda con la divisa americana (7,8 unidades por d¨®lar). En segundo t¨¦rmino, la erosi¨®n de competitividad de la nueva regi¨®n administrativa especial de China, debida a tal v¨ªnculo y a una inflaci¨®n superior a la registrada en Estados Unidos, se ha acentuado con la reciente depreciaci¨®n de las monedas del sureste asi¨¢tico, afectando al turismo y a las exportaciones. Tal fen¨®meno ha hecho pensar a los especuladores internacionales que se podr¨ªa producir un reajuste del d¨®lar de Hong Kong respecto del estadounidense. Con todo, tal estrategia parece estar destinada al fracaso. Hong Kong dispone de reservas en divisas superiores a los 88.000 millones de d¨®lares estadounidenses, las terceras mayores del mundo tras las de Jap¨®n y China y equivalentes a un impresionante 40% de la oferta monetaria. La emisi¨®n de moneda est¨¢ concentrada en un pu?ado de bancos locales sujetos a control administrativo e interesados en mantener la paridad. Adem¨¢s, el margen para aumentar los tipos de inter¨¦s locales, con objeto igualmente de defender la moneda, es amplio. Por si esto fuese poco, Hong Kong cuenta con el respaldo, al que podr¨ªa recurrir en ¨²ltimo extremo, de los 130.000 millones de d¨®lares de reservas de China, cuyo banco central ha manifestado su resuelto apoyo a las autoridades de Hong Kong.
?stas se han comprometido a mantener a toda costa la estabilidad del tipo de cambio. Como su econom¨ªa se basa fundamentalmente en los servicios (la producci¨®n manufacturera supone el 10% del PIB), depende poco de la evoluci¨®n del tipo de cambio real y mucho de la evoluci¨®n local y de China. Es cierto que ha habido p¨¦rdida de competitividad y sobrevaloraci¨®n de la moneda, pero no es menos evidente que est¨¢ en juego el prestigio de la solvente Hong Kong Monetary Authority (el banco central, a todos los efectos, de la regi¨®n especial) y, m¨¢s a¨²n, la capacidad del Gobierno chino para administrar la antigua colonia brit¨¢nica. Las consecuencias previsibles, hasta el momento, de los episodios recientes en Hong Kong van a ser, sin duda, un aumento de los tipos de inter¨¦s, que pueden hacer bajar a¨²n m¨¢s el ¨ªndice burs¨¢til y los precios del mercado inmobiliario. Pero ambos estaban ciertamente inflados. Adem¨¢s, una vez neutralizado el ataque especulativo, el mercado de valores y de inmuebles puede recuperarse al amparo de tipos de inter¨¦s m¨¢s bajos.
No asistimos, por tanto, a una crisis similar a la que ha azotado desde principios de julio a los principales pa¨ªses de la Asociaci¨®n de Naciones del Sureste Asi¨¢tico (ASEAN). Como es sabido, la ca¨ªda de las bolsas y de las cotizaciones de las monedas de Tailandia, Indonesia, Malasia y Filipinas ha sido sustancial desde que se iniciaran los ataques contra el baht tailand¨¦s a mediados de mayo. En esas econom¨ªas, se ha registrado un concurso de circunstancias que hac¨ªa virtualmente inevitable la crisis: uso de un tipo de cambio como ancla (a una paridad casi fija con el d¨®lar) para abaratar las importaciones y contener as¨ª la inflaci¨®n, esto es, apreciaci¨®n monetaria desde que el d¨®lar inici¨® su escalada en la primavera de 1995; alto d¨¦ficit por cuenta corriente (7% del PIB en Tailandia de media desde 1990), que se financi¨® con importantes entradas de capital extranjero; elevado endeudamiento externo e interno del sector privado, destinado, sobre todo, a inversiones en el sector inmobiliario; y pol¨ªticas fiscales expansivas para llevar a cabo grandes -y en ocasiones poco razonables- proyectos de infraestructura.
Erosi¨®n de competitividad, lento crecimiento de las exportaciones (afectadas, adem¨¢s, por la ca¨ªda de los precios en el mercado de componentes electr¨®nicos, la renovada competencia japonesa y el auge de las ventas al exterior de China), aumento de los pr¨¦stamos de dudoso cobro y de la tasa de servicio de la deuda externa e incremento del d¨¦ficit comercial hac¨ªan poco menos que inevitable un ataque en toda regla contra las monedas del sureste asi¨¢tico. Entre el 1 de julio y el 23 de octubre, el baht tailand¨¦s y la rupia indonesia han perdido un 32% de su valor frente al d¨®lar, mientras que el ringgit malayo ha ca¨ªdo un 25% y el peso filipino se ha depreciado en un 20%.
Pese a que se trataba, a todas luces, de una situaci¨®n potencialmente explosiva, pocos gobernantes hicieron frente a tales problemas, en la idea de que el auge econ¨®mico proseguir¨ªa sin sobresaltos. Cuando estall¨® la crisis de confianza, duplicada por la de solvencia de muchas instituciones financieras, algunos dirigentes, como el primer ministro Mahathir, de Malaisia, echaron las culpas a oscuras conjuras de los especulado res internacionales y se negaron a reconocer que no hab¨ªan barrido suficientemente su casa.
Aunque la depreciaci¨®n de las monedas seguramente mejorar¨¢ las perspectivas exportadoras as¨ª como, probablemente tambi¨¦n, los ingresos por turismo y la entrada de inversiones extranjeras, el encarecimiento de las importaciones y del servicio de la deuda externa, combinado con el aumento de los tipos de inter¨¦s, hacen presagiar m¨¢s inflaci¨®n, mayores tipos de inter¨¦s y un par¨®n en la actividad econ¨®mica. Tailandia est¨¢ ya en plena recesi¨®n y sus vecinos han tenido que reducir sustancialmente las previsiones de crecimiento para este a?o y el siguiente. A tal situaci¨®n se suman los programas de austeridad fiscal y monetaria y de apertura financiera que el Fondo Monetario Internacional ha exigido a cambio de las operaciones de rescate, especialmente en Tailandia e Indonesia.
Desde un punto de vista m¨¢s general, cabe extraer las siguientes conclusiones de las crisis financieras asi¨¢ticas. En primer lugar, la situaci¨®n de los pa¨ªses del sureste asi¨¢tico es claramente distinta de la de los peque?os dragones (Corea del Sur, Taiwan o Hong Kong), China o Jap¨®n, que tienen econom¨ªas m¨¢s s¨®lidas, Gobiernos m¨¢s eficaces y menor dependencia respecto del capital extranjero a corto y largo plazo. En segundo t¨¦rmino, parece altamente improbable, por tal raz¨®n y pese a los acontecimientos de los ¨²ltimos d¨ªas, que el p¨¢nico financiero vaya a afectar, al menos en grado similar, al noreste de Asia. La coordinaci¨®n de los bancos centrales de la regi¨®n es una garant¨ªa adicional. Finalmente, no estamos a¨²n en una situaci¨®n que permita pronosticar, en contra de la opini¨®n de algunos agoreros, el final del milagro econ¨®mico asi¨¢tico. Las crisis financieras son meros sobresaltos en el desarrollo de una regi¨®n destinada, por muchas razones, a ser el nuevo centro de la econom¨ªa mundial en el siglo XXI. De hecho, en Asia oriental una crisis es tanto un rev¨¦s como una gran oportunidad para renovar el impulso sobre bases m¨¢s s¨®lidas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.