Sectas y religiones
Incluso en un peri¨®dico laico como EL PA?S, que ha apostado firmemente en sus p¨¢ginas desde su fundaci¨®n por el pluralismo religioso y la plena igualdad de las confesiones religiosas sin privilegios hist¨®ricos o institucionales en el marco de lo establecido en el art¨ªculo 16 de la Constituci¨®n de 1978, se cuelan a veces conceptos o t¨¦rminos que no responden plenamente a tales principios. No es raro que en el lenguaje popular se califique de "sectas", con el fuerte sentido peyorativo que tiene el t¨¦rmino (adepto a una doctrina marginal, falsa y fan¨¢tica), a iglesias y confesiones religiosas constituidas desde hace siglos, con un cuerpo doctrinal vigoroso y acreditado a trav¨¦s del tiempo y con un n¨²cleo numeroso de fieles, que en alg¨²n caso han debido arrostrar incluso persecuciones en defensa de sus creencias y pr¨¢cticas religiosas. Pero tiene menos justificaci¨®n -adem¨¢s de ser m¨¢s grave por la desorientaci¨®n que produce- que esa terminolog¨ªa tenga cobijo en los medios de comunicaci¨®n social.El t¨¦rmino "secta" choca frontalmente con lo que ha sido y es la Iglesia evang¨¦lica o protestante. Por eso resulta al menos confuso que se hable de "sectas evang¨¦licas" en una de las cr¨®nicas publicadas en EL PA?S con motivo de la reciente visita del papa Juan Pablo Il a Brasil, salvo que se trate de grupos desgajados o separados del tronco principal de la Iglesia evang¨¦lica brasile?a como parece desprenderse de la observaci¨®n de que ' tales grupos son "de feligres¨ªa ultra". En ese caso no ser¨ªa incorrecto el t¨¦rmino, como no lo es denominar en Espa?a "secta cat¨®lica" a la Iglesia Cristiana Palmariana de los Carmelitas de la Santa Faz (vulgarmente conocida como Iglesia de El Palmar de Troya). Es comprensible que los evang¨¦licos o protestantes espa?oles reaccionen de inmediato ante lo que consideran una grave y peligrosa desviaci¨®n terminol¨®gica respecto de su confesi¨®n, una de las tres -junto a jud¨ªos y musulmanes, aparte del caso especial de la Iglesia cat¨®lica- con las que el Estado espa?ol mantiene convenios de colaboraci¨®n por su "notorio arraigo" en la historia y en la sociedad espa?olas. Pedro Tarquis, portavoz de la Federaci¨®n de Entidades Religiosas Evang¨¦licas de Espa?a (FEREDE), cree ver en ese tipo de terminolog¨ªa -denominar antiguamente hereje o marrano y ahora sectario a quien tiene o abraza una fe distinta de la cat¨®lica una manifestaci¨®n del inconsciente colectivo que todav¨ªa perdura en determinados sectores sociales e "incluso en los medios de comunicaci¨®n m¨¢s objetivos (no digamos de los subjetivos)". Es posible que as¨ª sea. Las cosas se contemplan l¨®gica mente con mayor esp¨ªritu cr¨ªtico desde la situaci¨®n minoritaria de una confesi¨®n religiosa que, como la evang¨¦lica o protestante espa?ola, ha debido soportar cuatro siglos de un catolicismo excluyente y 40 recientes a?os de un nacionalcatolicismo represor. No es extra?o, pues, que esta visi¨®n cr¨ªtica ti?a tambi¨¦n el an¨¢lisis -sin embargo, muy positivo- que Juan Antonio Monroy, presidente de la FEREDE, hace de "la m¨¢s que meritoria transici¨®n pol¨ªtica espa?ola" en lo referente al reconocimiento e implantaci¨®n de la libertad religiosa en la Espa?a actual. Para Monroy, en este periodo se gestaron las m¨¢s avanzadas leyes de libertad religiosa, pero ello no ha impedido que, "de la misma manera que la esclavitud en Estados Unidos, a pesar de su abolici¨®n legal, persistiera como pr¨¢ctica y como actitud ante 'el otro' [el negro], en Espa?a los protestantes o evang¨¦licos sigan siendo tambi¨¦n 'el otro', lo que se refleja en forma de arquetipo cultural soterrado o emergente en la expresi¨®n p¨²blica de los medios de comunicaci¨®n". Si esto es as¨ª, se deduce f¨¢cilmente la responsabilidad que tienen los medios de comunicaci¨®n -a trav¨¦s de un objetivo y adecuado uso del lenguaje en el ¨¢mbito socio-cultural de las creencias- en la reafirmaci¨®n de los valores constitucionales de libertad y pluralismo religiosos en momentos en que se perciben s¨ªntomas de un confesionalismo encubierto pero no por ello menos real. Juan Arias, antiguo corresponsal de EL PA?S ,en Roma y en el Vaticano y experto en temas religiosos, abunda en esta idea: "El respeto", afirma, "por la objetividad del lenguaje y por la sensibilidad del lector debe hacer que el periodista sea riguroso y respetuoso tanto a la hora de escribir sobre temas religiosos como cuando aborda cualquier otro tema de la vida. Despreocuparse de ello como si lo religioso fuera un tema menor en el que todo estuviera permitido no s¨®lo es injusto, sino anticultural".Debate en entredicho
Es posible que TVE haya dado, de la mano del Gobierno del Partido Popular, uno o varios pasos m¨¢s por la senda del sectarismo y la parcialidad, ?pero justifica ello el reproche que un lector de Villalba, Madrid, Enrique Fresno Ballesteros, hace a EL PA?S por haber recomendado el 7 de octubre el debate de La Primera sobre el f¨²tbol en el programa que dirige Luis Herrero? El lector no aprecia la forma en que se realiz¨® tal debate, se?ala -el perfil poco plural del grueso de sus invitados y estima que EL PA?S, con este tipo de recomendaciones, s¨®lo consigue confundir a sus lectores. Tambi¨¦n se extra?a de que se, recomiende ver "un debate previamente grabado, circunstancia que se omite en la informaci¨®n". Es cierto que en la breve sugerencia informativa sobre el debate no se aludi¨® a la circunstancia de su grabaci¨®n previa, pero, aparte de que la pregrabaci¨®n sea una pr¨¢ctica habitual televisiva, en EL PA?S y en otros medios de comunicaci¨®n se ha publicado lo afirmado por Diego Carcedo, miembro del Consejo de Administraci¨®n de RTVE, de que Herrero graba previamente su programa para hacerlo compatible con su trabajo noctumo en directo en la COPE. Por lo dem¨¢s, EL PA?S siempre ha propugnado la conveniencia de que la televisi¨®n p¨²blica realice debates plurales y equilibrados sobre temas de actualidad, por lo que es coherente que, llegado el caso, los recomiende a sus lectores. Otra cosa es que tales debates no se atengan a los principios de objetividad, imparcialidad y pluralismo que obligan sobre todo a un medio de comunicaci¨®n p¨²blico como TVE. Vigilar que tales principios se respeten es responsabilidad del Consejo de Administraci¨®n de RTVE y de la propia direcci¨®n de TVE. Y es lo que dicho consejo ha hecho recientemente, proponiendo el relevo de Luis Herrero al considerar que su actuaci¨®n no se atiene a esos principios exigidos por el Estatuto de RTVE.
Pero el lector quiere saber por qu¨¦ se recomend¨® ese debate en concret¨®. Joaqu¨ªn Prieto, redactor jefe de Comunicaci¨®n y responsable de las p¨¢ginas de televisi¨®n, le da la respuesta: "Un medio como EL PA?S, que se dirige a un p¨²blico plural, no puede soslayar la informaci¨®n sobre las emisoras o los programas cuyos contenidos difieren de su l¨ªnea. Y en este caso concreto me parece correcto que la secci¨®n Televisi¨®n / Radio mencionara un espacio reci¨¦n estrenado, y m¨¢s cuando se trataba del primer debate organizado por la televisi¨®n estatal acerca de un tema indudablemente pol¨¦mico. Otra cosa es que el tratamiento dado al mismo en el programa emitido resultara muy sesgado, al igual que entregas posteriores del programa Debate, como ha quedado reflejado en esas mismas p¨¢ginas d¨¦ televisi¨®n".
Los lectores pueden escribir al Defensor del Lector por carta o correo electr¨®nico (defensor@Welpais.es), o telefonearle al n¨²mero (91) 337 78 36.
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