Italia sobrevive en la nieve

En estos tiempos de facilidades y comodidad en el f¨²tbol, Italia y Rusia jugaron un partido a la antigua, en condiciones deplorables, entre la nieve y el barro, con un fr¨ªo intens¨ªsimo y la imposibilidad de catalogar el partido como tal. Hubo la tensi¨®n que se supone en un duelo crucial, con la clasificaci¨®n para la Copa del Mundo al fondo, y tambi¨¦n un punto de ¨¦pica en el desaf¨ªo de los jugadores a la adversidad. Pero el f¨²tbol result¨® imposible. En las penosas condiciones que presidieron el partido sali¨® beneficiada Italia. Si los rusos confiaban en el general invierno como aliado, se equivocaron. Los recursos defensivos de Italia fueron insuperables para la selecci¨®n rusa, que termin¨® medio satisfecha con el empate.Vieri prosigui¨® su racha y adelant¨® a Italia en el comienzo del segundo tiempo. El partido estaba para un jugador de sus caracter¨ªsticas. En un escenario inservible para la fantas¨ªa, futbolistas como Vieri y Ravanelli se encontraban en su elemento. Lo suyo era ganar los balones divididos, provocar el choque, llevar el encuentro hacia su aspecto m¨¢s f¨ªsico. Detr¨¢s, Italia dispuso de su veterana l¨ªnea defensiva, integrada por cinco jugadores, en la l¨ªnea t¨ªpica de Cesare Maldini.

La selecci¨®n rusa nunca pudo sacar ventaja de las condiciones del partido. Un equipo integrado mayoritariamente por jugadores que militan en las Ligas mediterr¨¢neas, es dif¨ªcil que se aprovechen de la nieve, el fr¨ªo y el barrizal. El empate fue consecuente con la l¨ªnea del encuentro, que result¨® menos trabado de lo previsto. Apenas se cometieron faltas, aunque dos jugadores -el portero italiano Pagliuca y el centrocampista ruso Onopko- salieron lesionados por choques violentos.

Maldini encontr¨® la excusa del tiempo para quitar a Zola de la alineaci¨®n. Probablemente estaba fuera del equipo cualesquiera que hubieran sido las circunstancias. Maldini prefiere los equipos defensivos, de corte f¨ªsico, especuladores a poder ser. Zola le complica la existencia por liviano, por artista y por una tendencia a escaparse de las obligaciones laborales que tanto aprecian los entrenadores.

El encuentro fue espes¨ªsimo en el primer tiempo. Aparte de una excelente jugada de Kanchelskis, culminada por Alenichev con un buen remate y por el portero Buffon con una excelente estirada, no hubo oportunidades en ninguna de las dos ¨¢reas. Al primer estir¨®n ruso sucedi¨® la progresiva sensaci¨®n de comodidad de la selecci¨®n italiana. La pelota se qued¨® atascada en el medio campo y no hubo forma de llegar a las ¨¢reas.

El gol de Vieri, que aprovech¨® un error espectacular del central ruso, movi¨® el partido, que cobr¨® m¨¢s intensidad. Rusia empat¨® inmediatamente despu¨¦s, en una jugada en el que todo el equipo italiano estaba en su ¨¢rea, lo que prueba que el n¨²mero no hace una buena defensa.

El empate no mejor¨® las perspectivas de la selecci¨®n rusa. En lugar de aprovechar el subid¨®n, volvi¨® al estado anterior. El juego volvi¨® al medio campo, donde la pelota iba y ven¨ªa sin demasiado criterio. En realidad era imposible porque el barro pod¨ªa con todo.

En aquel estado, Italia apenas tuvo problemas para reducir a su rival. Quedaba la posibilidad del error, pues el equilibrio de los jugadores era dif¨ªcil. Ah¨ª, los italianos se encontraron con la ayuda del ¨¢rbitro, que desestim¨® como penalti un derribo de Maldini a Alenichev.