El Celta sigue intratable en Balaidos
Un golpe de oficio rescat¨® al Celta de un partido envenenado. Un centro de Mostovoi, un cabezazo de Cadete, y todo el empe?o que puso el Sporting en no jugar el partido se desvaneci¨® en un suspiro. Casi una hora se prolong¨® su boicoteo al f¨²tbol, el propio de un equipo desesperado qu¨¦ ha firmado uno de los comienzos de temporada m¨¢s desastrosos que ha contemplado la Liga. Cuando se defendi¨® lo hizo con orden; cuando tuvo que atacar se emple¨® como un perfecto Segunda Divisi¨®n.El gol y nada m¨¢s. Fue una noche gris para el Celta, que se hab¨ªa preparado para un fest¨ªn y se encontr¨® con el partido m¨¢s complicado de los jugados en Bala¨ªdos esta temporada. Anulado por un equipo en el que siete de los once futbolistas se dedicaron a defender, y ensombrecido por las poco habituales lagunas de Mazinho, lo ¨²nico que hizo fue anotar un gol, jugar a continuaci¨®n cinco minutos que valieron la pena y apurar el encuentro hasta el final. La grada era todo dudas cuando Cadete bati¨® a Ablanedo. Su gol le sirve al Celta para ganar el quinto partido consecutivo en su feudo. Ajeno a la moda que desmitifica el factor campo, el Celta est¨¢ intratable en Bala¨ªdos.
El Celta lo intent¨® de lejos y a bal¨®n parado. No hab¨ªa m¨¢s alternativas para superar a un rival que prepar¨® el choque como se supon¨ªa, dadas las circunstancias. Un punto en ocho jornadas obliga a sacrificar el f¨²tbol, despreciar el talento y emplearse a fondo en el combate. Maceda tir¨® una l¨ªnea de cinco hombres a pocos metros de su ¨¢rea y encarg¨® no darle un metro a Mostovoi. El Sporting no jug¨® al f¨²tbol e impidi¨® que el Celta lo hiciera. S¨®lo en alg¨²n saque de esquina o a trav¨¦s de alg¨²n que otro disparo lejano, superaban los de Vigo la barrera de marcado componente f¨ªsico que plante¨® el equipo del Molin¨®n. El partido qued¨® as¨ª reducido a una nader¨ªa, un ir y venir sin sentido. Un simulacro.
Cuando Mostovoi tuvo el metro que deseaba, sac¨® un centro dirigido a la cabeza de Cadete y acab¨® la farsa. El Sporting se fue arriba y lo hizo con un f¨²tbol prehist¨®rico, v¨ªctima de la indolencia de sus mejores hombres. Lediakhov, por ejemplo, que trabaj¨® como si el encuentro no fuera con ¨¦l. Aunque el resultado era apretado, en ning¨²n momento dio la sensaci¨®n de que el Sporting pod¨ªa arreglar aquello. Aguant¨® la tortura hasta el final y quem¨® una nueva etapa en un camino del que si no se aparta terminar¨¢ por conducirle irremediablemente al descenso.
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