La Royal Opera de Londres, al borde del cierre y la fusi¨®n
El Gobierno busca una pol¨ªtica populista frente a la crisis
El tel¨®n est¨¢ a punto de caer en la Royal Opera House (ROH) de Londres en el acto final de una larga y penosa controversia sobre la filosof¨ªa y finanzas de una de las instituciones m¨¢s representativas del Reino Unido. Lord Chadlington, presidente de la ROH, inform¨® a un comit¨¦ parlamentario la noche del martes que, salvo una pronta inyecci¨®n de tres millones de libras esterlinas (735 millones de pesetas), el teatro puede verse obligado al cierre.A esta crisis se suman por lo menos otros tres factores que arrojan dudas acerca del futuro de la Royal Opera: su director renunci¨® este a?o, el teatro ha debido abandonar su sede de Covent Garden y, en un gesto que ha indignado a sus responsables, ha sido informado de que, de aprobarse el m¨¢s reciente plan cultural, deber¨¢ compartir escenario y fusionarse con su rival, el London Coliseum Theatre de la ?pera Nacional Inglesa.
Un ¨²nico teatro
Esa fusi¨®n dar¨ªa origen a un ente con una pol¨ªtica m¨¢s populista, seg¨²n el proyecto lanzado por el Gobierno laborista de Tony Blair, que le atribuye a la Royal Opera, cuyo d¨¦ficit anual bordea los ocho millones de libras esterlinas (1.960 millones de pesetas), un car¨¢cter extremadamente elitista. La English National Opera y la Royal Opera House se enfrentan a la peor crisis econ¨®mica de su larga e ilustre historia, a pesar de los fuertes subsidios gubernamentales.La nueva organizaci¨®n, que incluir¨ªa eventualmente al Royal Ballet y se denominar¨ªa simplemente Covent Garden, dejar¨ªa a Londres con un solo, teatro de la ¨®pera, en notable contraste con Par¨ªs, por ejemplo, que posee cinco.
El proyecto presentado por el ministro de Cultura, Chris Smith, ha generado airadas reacciones de los defensores de la Royal Opera House, que, ven la inminente imposici¨®n de un indeseado car¨¢cter plebeyo. Pero comentaristas conservadores, como Simon Jenkins, admiten que la decisi¨®n puede entra?ar la mejor receta para rescatar a ambas instituciones de su calamitosa situaci¨®n econ¨®mica.
"Las instituciones culturales de Londres, acostumbradas a a?os de c¨®modo equilibrio, han ca¨ªdo en el terreno de la desestabilizaci¨®n. Se han reducido presupuestos, sus directorios est¨¢n alborotados y los presupuestos vuelan por todo lado", escrib¨ªa Jenkins ayer en The Times.
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