Palabra y realidad
Soy italiano, llevo en Espa?a ya dos meses y estoy aqu¨ª para trabajar de investigador y hacer el doctorado en el Instituto de Fusi¨®n Nuclear de la UPM. Mi cobertura financiera est¨¢ asegurada gracias a una beca concedida directamente por la Uni¨®n Europea, en el marco del programa de entrenamiento y movilidad de los investigadores europeos.Tengo, por tanto, todos los derechos a ser residente en Espa?a. Sin embargo, he tardado dos meses (o, mejor dicho, ¨¦se es el tiempo que ha tardado la burocracia espa?ola) en conseguir los documentos necesarios para poder solicitar la tarjeta de residente. Al ser el plazo para la solicitud de ¨¦sta de tan s¨®lo 30 d¨ªas, me encuentro as¨ª, por razones totalmente ajenas a mi voluntad, como clandestino en este pa¨ªs.
Mientras tanto, tiene uno que vivir y necesita, por ejemplo, una cuenta en un banco, a trav¨¦s de la cual pagar el alquiler del piso donde vivo, am¨¦n de los gastos de luz, gas, agua y dem¨¢s. Pero resulta que, al no tener tarjeta de residente, s¨®lo se puede abrir en Espa?a una cuenta bancaria de no residente, y para abrir dicha cuenta se precisa -en la gran mayor¨ªa de los bancos- un certificado de no residencia. Con lo cual yo tendr¨ªa que solicitar al mismo tiempo dos certificados (haciendo las colas correspondientes, presentando los documentos requeridos y esperando el tiempo que se tarde en expedirlos), ?uno para certificar justamente lo opuesto a lo que certifica el otro!
Es m¨¢s, una vez que tenga la dichosa tarjeta de residente (que, por cierto, no s¨¦ cu¨¢nto tiempo va a tardar en serme entregada), ya no puedo ser titular de una cuenta de no residente, por lo que tendr¨¦ que cerrar la cuenta vieja, abrir otra nueva (pagando los gastos que eso comporte) y volver a comunicar a todas las entidades que tengan que utilizar mi cuenta para sus operaciones los nuevos datos bancarios.
Ahora bien, semejante complicaci¨®n, reservada a los ciudadanos europeos no espa?oles, est¨¢ claramente en contra de los acuerdos de la UE en los que se dice que de ning¨²n modo puede un ciudadano de la Uni¨®n encontrarse perjudicado frente a los ciudadanos del pa¨ªs europeo en el que decida vivir y trabajar.
Adem¨¢s, no entiendo por qu¨¦ un espa?ol puede abrir todas las cuentas que quiera (por ejemplo, en Irlanda) e incluso cobrar el paro sin necesidad de certificado alguno, mientras que aqu¨ª hay que pasar por este largo calvario para poder cobrar un sueldo y pagar los gastos que a uno le correspondan.
Est¨¢ claro que la Uni¨®n Europea sigue siendo m¨¢s una hermosa palabra que una realidad.-
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