El cruce
Es un tipo de aspecto vulgar. Tiene unos 50 a?os, el pelo cano y lleva unas gafas que revelan su acusada miop¨ªa. Es agente de la Polic¨ªa Municipal y suele estar cada ma?ana en el cruce del Arzobispo Morcillo con la avenida de la Ilustraci¨®n. Llevo a?os pasando por all¨ª y me ha abroncado mil veces por tratar de ganar un metro con el coche o apurar el sem¨¢foro en ¨¢mbar. Jam¨¢s le he visto sonre¨ªr, pero me es igual, le amo. Gracias a ese agente de apariencia insignificante puedo llevar a mis hijos al colegio y llegar despu¨¦s a trabajar a una hora razonable. ?l consigue, junto a otro compa?ero cuyo aspecto tampoco es el de Brad Pitt, que los coches circulen con fluidez en ese maldito cruce dise?ado por el enemigo. Amo su eficacia y admiro hasta tal punto su maestr¨ªa y diligencia profesional que a veces creo que mi vida sin ¨¦l ser¨ªa un infierno.Lo pens¨¦ en la ma?ana del mi¨¦rcoles pasado, el mi¨¦rcoles negro. Ese d¨ªa mi idolatrado agente no estaba en el cruce. Las m¨²ltiples complicaciones que presentaba el tr¨¢fico a causa de la lluvia hab¨ªan llevado a buen seguro a sus jefes a reforzar otros puntos conflictivos que consideraron prioritarios. El cruce en su ausencia qued¨® sumido en el caos. Aquel punto por el que pasan diariamente entre 40.000 y 50.000 veh¨ªculos se convirti¨® en una ratonera en la que quedamos atrapados casimedia hora. Multipliquen ese tiempo por el n¨²mero de coches y hagan luego el c¨¢lculo de lo que cuesta por t¨¦rmino medio una hora de trabajo. Por la cuenta de la vieja le saldr¨¢n como poco unos 15 millones de pesetas, sin contar la gasolina; 15 kilos que se pierden cada d¨ªa que no aparece el guardia de pelo gris.
S¨¦ c¨®mo funciona la Polic¨ªa Municipal y el escaso prestigio interno que tiene en ese cuerpo el destino de un cruce para regular el tr¨¢fico. Ese conocimiento me hace suponer' que el guardia del que les hablo y cuya identidad desconozco por completo es un n¨²mero m¨¢s, al que probablemente no han colgado jam¨¢s una medalla y que tampoco ha sabido hacerle la pelota a los jefazos ni granjearse la amistad de ning¨²n sindicalista de los que influyen en el reparto de prebendas. El muy torpe s¨®lo sabe cumplir con su trabajo, chorrear con mano izquierda a los que, como yo, se impacientan en el cruce y ahorrarle a la sociedad. 15 millones diarios aliviando el tr¨¢fico a pie de asfalto llueva, nieve o caigan chuzos de punta. Ignoro lo que gana al mes un guardia como ¨¦l, pero tengo la absoluta seguridad de que le pagan algo menos que al ministro de Fomento. Y no me parece del todo justo, al fin y al cabo lo que hace el primero es resolver la papeleta que es incapaz de solventar el segundo.
Todos saben del disparatado dise?o de ese cruce en particular y el de la avenida de la Ilustraci¨®n en general (desacierto no atribuible desde luego al actual ministro Arias Salgado). Lo que s¨ª resulta a todas luces a ¨¦l imputamble es el absoluto desinter¨¦s que muestra su departamento por darle una soluci¨®n siquiera provisional (que la tiene) a las intersecciones de una avenida que cierra por el norte la M-30, nuestro principal cintur¨®n de circunvalaci¨®n. Es m¨¢s, el Ministerio trata desde hace tiempo de pasarle al Ayuntamiento de Madrid la titularidad de esa v¨ªa para que se haga cargo de los costes de mantenimiento. Intenciones perversas si tenemos en cuenta que los dos anillos que rodean Madrid constituyen el buje fundamental del sistema radial de carreteras del Estado. A esa idea se agarra Fomento para justificar su abandono de la M-30 permitiendo situaciones como la que provoc¨® el mi¨¦rcoles pasado en el nudo de Puerta de Hierro una bolsa de agua que mantuvo cortado el tr¨¢fico durante casi siete horas con el consiguiente colapso circulatorio. Ni hab¨ªa ca¨ªdo el diluvio universal ni era la primera vez que suced¨ªa. Hay varios tramos en el anillo que est¨¢n construidos a niveles m¨¢s bajos que los desag¨¹es y que requieren una reforma estructural capaz de garantizar la movilidad en los d¨ªas de lluvia. Arias ni sabe ni contesta. ?l no parece estar para solucionar la vida de tres millones de madrile?os; ¨¦l es s¨®lo un pobre ministro, y el d¨ªa que le despidan nadie en la capital lo echar¨¢ de menos. En cambio, una sola ma?ana que falta el guardia del cruce y los ciudadanos le a?oramos. Es mi h¨¦roe.
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