Vivir de las jeringuillas
Alberto, de 35 a?os, con una d¨¦cada de adicci¨®n a sus espaldas, apenas abandona el asentamiento de Torregrosa. All¨ª vende jeringuillas y ayuda a pincharse a otros a cambio de papelinas. Dos tareas habituales entre los m¨¢s marginales, que pasan las horas muertas en los supermercados de la droga. "As¨ª voy tirando para sacar las 500 pesetas que vale la micra (d¨¦cima parte de un gramo) de hero¨ªna", explica este hombre, que lleva un lustro en la calle. Cuando el fr¨ªo o la lluvia arrecian se refugia en las urgencias del Doce de Octubre."Vaya mierda en la que estamos metidos" reflexiona en la inh¨®spita barriada. No tiene hogar, ni trabajo. "No s¨¦ que hacer porque ya he intentado desengancharme varias veces, pero pienso que si tomo una decisi¨®n estos asistentes me ayudar¨¢n" a?ade.
Jaime tambi¨¦n se busca la vida vendiendo jeringuillas. Nadie se escandaliza. "El objetivo es evitar que compartan jeringuillas y se cumple aunque las vendan" explican en Radar. Tienen presente que Madrid es la capital europea con m¨¢s heroin¨®manos seropositivos por ese h¨¢bito de compartir chuta.
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