El Valencia explota la sequ¨ªa del Betis
La defensa de Ranieri se impone al conjunto andaluz, que domin¨® el partido
Un soplo de juego ofensivo, al despertar el partido, le sirvi¨® al Valencia para derribar a un Betis decadente. El equipo andaluz domin¨® una hora del juego (menos el principio y el final, todo), pero no le vali¨® de nada. Por dos razones fundamentales: la profunda sequ¨ªa goleadora que atraviesa el equipo b¨¦tico, a pesar de la te¨®rica solvencia en este aspecto de Oli y Alfonso; y la contundencia por esta vez de la defensa valencianista, que fue casi siempre mejor que el ataque b¨¦tico. En este sentido, Zubizarreta tuvo la conmemoraci¨®n deseada con un actuaci¨®n casi perfecta, secundada por la clase de Djukic, la fuerza del debutante en Mestalla Soria, y el trabajo inabarcable de Mendieta. El Betis, en cambio, tuvo m¨¢s problemas de los esperados ante el tibio ataque local, adem¨¢s de verse impotente en el juego de ataque, quiz¨¢ por carecer de los punzones adecuados en los costados (no estaban Finidi ni Jarni).Eso en el d¨ªa en que, por fin, despert¨® Mestalla. El partido explot¨® con un barril de emociones. Por una parte, la ira del p¨²blico hacia sus dirigentes, que se encauz¨® con el grito acompasado de "Paco, vete ya, Paco vete ya, Paco vete ya", en alusi¨®n al presidente del club, Paco Roig. Pero por otro lado, la salida mete¨®rica del equipo local y el gol instant¨¢neo de Djukic, que apareci¨® fresco como una rosa pese a acabar de aterrizar de Belgrado, donde Yugoslavia se hab¨ªa clasificado para el Mundial de Francia. Tras el gol, Mestalla reprendi¨® con fuerza el mensaje propugnado por el fondo Sur (Paco vete ya). Pero ¨¦l, ni caso.
Casi por obligaci¨®n tuvo que entrar en acci¨®n el Betis, que not¨® en exceso las ausencias de sus propietarios de las bandas (Finidi y Jarni) y hubo de recurrir al regate de Alfonso para abrirse espacios entre la defensa local. Lo logr¨® con cierta frecuencia, pero se choc¨® con Zubi, inmenso en el d¨ªa de su partido n¨²mero 600 en Primera.
Resulta innegable el esfuerzo de Romario por conquistar el coraz¨®n de la grada de Mestalla primero y despu¨¦s el del seleccionador brasile?o, Mario Zagalo. No obstante, sus descensos hacia la banda persiguiendo al lateral contrario provocan m¨¢s que nada conmiseraci¨®n. Despu¨¦s, claro, llega al ¨¢rea buena, la del rival, y est¨¢ fundido.
El Betis acentu¨® su dominio tras el descanso. Se abalanz¨® sobre el Valencia y Aragon¨¦s introdujo a Iv¨¢n P¨¦rez y a M¨¢rquez en busca de la frescura que le faltaba al equipo andaluz. Luis dej¨® la resoluci¨®n en manos de los hermano P¨¦rez, y en verdad que el conjunto andaluz comenz¨® a apuntar con m¨¢s precisi¨®n. Claro que para esas alturas del choque, el Valencia suele estar para pocos gastos. No se sabe si le pesan los kilos o los a?os, pero el caso es que el equipo de Ranieri se hunde, es decir, un poco m¨¢s, tras la reanudaci¨®n.
Es el instante en el que Romar¨ªo, que desvari¨® en el primer tiempo en busca de un bal¨®n imposible, simplemente no existe. Es el momento en que Romario, cansado de correr hacia ninguna parte, se desentiende de todo y piensa en las playas de R¨ªo de Janerio. El Valencia apel¨® a su orgullo para mantenerse a flote y, al final, el p¨²blico ovacion¨® al principal protagonista del partido: Zubizarreta, y abuche¨® de nuevo al inquilino del palco de Mestalla (renaci¨® la vieja canci¨®n).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.