Una falda de 65 millones
Un paseo por esta estribaci¨®n de la Maliciosa, reci¨¦n comprada por la Comunidad de Madrid
D¨ªas pasados, sabido es, la Consejer¨ªa de Medio Ambiente adquiri¨® por 65 millones dos fincas particulares que extend¨ªan sus dominios sobre la cuerda de los Almorchones, un ramal de la Maliciosa que se desprende desde la cumbre hacia el suroeste hasta casi rozar el pueblo de Navacerrada. Como ocurre siempre en estos casos, madrile?os habr¨¢ que juzguen la operaci¨®n una bicoca, y contribuyentes a los que se les antoje la falda m¨¢s cara del mundo, la de la Maliciosa; a los primeros les asisten razones casi. de Estado, pues no parece bien que una monta?a emblem¨¢tica de la sierra madrile?a, que ha sido incluso lontananza de retratos velazque?os como el ecuestre del pr¨ªncipe Baltasar Carlos, figure en los registros a nombre de un fulano cualquiera; a los segundos, la intuici¨®n de que es una largueza sospechosa abonar 300.000 pesetas por hect¨¢rea de unos terrenos bald¨ªos, ya sin uso ganadero y que, para mayor regalo, estaban hipotecados de antemano por las estrictas normas que rigen en el Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares, dentro del cual se inscriben. Veamos, pues, qu¨¦ es lo que hemos comprado y que cada excursionista saque sus conclusiones.Y para verlo, nos acercaremos hasta la urbanizaci¨®n Vista Real, una colonia de Becerril que se acurruca al pie de la Maliciosa y cuyos vecinos deben de padecer mucho los pobres de las cervicales, a juzgar por los esfuerzos que hay que hacer para contemplar desde estos 1.100 metro de altitud los 2.227 de aquella cima, con un escorzo de cuello realmente inc¨®modo. De la parte m¨¢s alta del caser¨ªo sale una pista asfaltada, aunque vedada al tr¨¢fico, y con un desnivel de escalofr¨ªo, cercano al 20%, por la que ascenderemos faldeando la ladera oriental de los Almorchones -entre pe?ascos quebrantados por la gelifracci¨®n y como reordenados por un tit¨¢n aficionado a los puzzles-, hasta llegar al embalse de la Maliciosa (1.400 metros), min¨²scula l¨¢mina de agua en que se espejan los negros precipicios de la cara sur de la monta?a, duplicando el abismo.
A trav¨¦s del collado en que yace la represa, cambiaremos de vertiente siguiendo hacia el oeste una pista de tierra que nace tras una barrera; una pista por la que habremos de bajar al encuentro del r¨ªo de Navacerrada para, despu¨¦s de cruzarlo por un puente, descender por su margen derecha, ofreci¨¦ndosenos ahora a mano contraria las mejores vistas de la cuerda de los Almorchones, encrestada de protuberancias gran¨ªticas de formas peregrinas, rechonchas, casi como morcillas (?ser¨¢n estos p¨¦treos morcones los que le han dado nombre?), y salpicada de a?osos enebros, y tapizada de jaras fragantes.
Despreciando una desviaci¨®n que se adentra en la urbanizaci¨®n Cercas Mayores, de Navacerrada, llegaremos a la altura de un nuevo puente. Al otro lado del r¨ªo, orillando la valla met¨¢lica de una propiedad privada, culebrea un sendero por entre el jaral que nos conducir¨¢ sin p¨¦rdida posible al punto de partida, reserv¨¢ndonos la sorpresa de las cascadas en las que, casi al t¨¦rmino del recorrido, se despe?a el arroyo de Pe?a Jardera, cuyo curso nos acompa?ar¨¢ durante el ¨²ltimo trecho hasta la urbanizaci¨®n Vista Real.
Hermoso enebral
Al final, habremos visto uno de los m¨¢s hermosos enebrales de la sierra; habremos visto buitres leonados, halcones peregrinos, hozaduras de jabal¨ªes y, los m¨¢s madrugadores, alg¨²n corzo incluso. Pero ninguna vaca... Y mucho nos tememos que el modelo de naturaleza que los pol¨ªticos madrile?os quieren imponer a golpe de talonario no incluye, seg¨²n parece, la preservaci¨®n de aprovechamientos seculares como la ganader¨ªa -de ah¨ª el abandono de estos predios y de tantos otros en la sierra-, mientras los buitres leonados, que son la gloria del Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares, han de ser alimentados como jilgueros en comederos artificiales, porque cada vez hay menos vacas -vivas o muertas- en estos montes. Un embrollo que no tiene f¨¢cil soluci¨®n. Ni pagando.
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