As de acordeones
Cinco acordeones diat¨®nicos ten¨ªa Kepa Junkera en el escenario. Es el Carlos N¨²?ez de la trikitixa, ese fuelle que muchos p¨¢rrocos del norte condenaron porque dec¨ªan despertaban las m¨¢s bajas pasiones. Para avalarle estuvo en el concierto el flautista y gaitero gallego: son las dos estrellas de un nuevo enfoque de la m¨²sica tradicional de estas tierras.El tiempo certificar¨¢ si las composiciones de Junkera tienen la profundidad de una obra como la que dej¨® su admirado Piazzolla. Lo que s¨ª ha hecho ya el acordeonista vasco es llevar la trikitixa de las romer¨ªas y campeonatos rurales a los teatros de las ciudades. Al sentido dram¨¢tico del bandone¨®n del a?orado porte?o, el vizca¨ªno opone la euforia de su acorde¨®n diat¨®nico. Pero coinciden ambos en la actitud de rescatar el instrumento del callej¨®n en que la costumbre y los prejuicios lo hab¨ªan encerrado.
Kepa Junkera
Kepa Junkera (trikitixas), Carlos Becerio (mandolina buzuki y zanfona), Julio Andrade (contrabajo, cuatro y maracas), Arkaitz Mart¨ªnez e Igor Otxoa (txalaparta) y Marie-H¨¨l¨¦ne Guillaume (vibr¨¢fono y bater¨ªa). Palacio de Congresos. Madrid, 19 de diciembre.
Empez¨® con un fandango de un disco anterior, continu¨® con un tema del pr¨®ximo trabajo y con la pieza grabada por los Chiftains. Canciones chispeantes y de corte decididamente r¨ªtmico. Y lleg¨® la hora de los invitados: hasta el sur del planeta se fue a buscar a Justin Vali, ta?edor de valiha (arpa de bamb¨²). Daban la impresi¨®n de haber tocado juntos muchas veces aunque al principio la amplificaci¨®n se comi¨® al instrumento del malgache. Un tema m¨¢s reposado permiti¨® apreciar mejor el maridaje sonoro. El segundo convidado, Ibon Koteron, ya hab¨ªa unido antes su primitiva alboka, un instrumento de viento en forma de casco vikingo, con la trikitixa de Kepa Junkera.
Por un momento el acorde¨®n se dispar¨® a velocidad endiablada con el acompa?amiento de los golpes sobre la madera de la txalaparta. Pese a que toca como quiere, no busca el efectismo. Siguieron llegando invitados: Dulce Pontes, por ejemplo. Como territorio, com¨²n escogieron una morna del repertorio de Cesaria Evora. Lo que en la caboverdiana es casi queja ahogada la cantante portuguesa lo convirti¨® en griter¨ªo de nostalgia. Desde Irlanda vino uno de los ¨ªdolos de Kepa Junkera, M¨¢irt¨ªn O'Connor, maestro acordeonista. Men¨²: un sentido lamento de su isla y unos reels mestizos. Tras un fant¨¢stico dueto se unieron todos los artistas para un final de fiesta jubiloso.
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