Los integristas egipcios amenazan con una campa?a contra la prohibici¨®n de la ablaci¨®n femenina
El jeque egipcio Yusef al Badri, uno de los l¨ªderes de la corriente integrista que se opone a la prohibici¨®n de la mutilaci¨®n femenina, considera que la Corte Suprema Administrativa de Egipto ha cometido un grave error al ilegalizar esta pr¨¢ctica, y que el juez responsable del veredicto tendr¨¢ que responder de ello ante Dios. Ahmed al Juli, el abogado que defiende ante los tribunales las tesis del jeque Badri, ha amenazado con una campa?a de oposici¨®n popular a la sentencia: "Queremos decir a la gente que el Profeta no prohibi¨® la circuncisi¨®n, y que los musulmanes no deben prohibirla".El jeque Badri encabez¨® las acciones legales de siete integristas que el pasado junio lograron que un tribunal de primera instancia anulase la decisi¨®n del Ministerio de Salud egipcio que en 1996 prohibi¨® la ablaci¨®n en los hospitales p¨²blicos y privados. Este veredicto daba as¨ª la raz¨®n a los integristas isl¨¢micos que defienden que la pr¨¢ctica de lo que llaman circuncisi¨®n femenina es una cuesti¨®n cultural o religiosa que est¨¢ al margen de los dict¨¢menes de gobiernos o tribunales. El domingo, sin embargo, los tribunales de Egipto decidieron dar la raz¨®n al ministro de Salud. Su sentencia no se puede recurrir y quienes la desobedezcan se enfrentan a penas de hasta tres a?os de c¨¢rcel.
La mutilaci¨®n genital femenina ha sido condenada por las grandes organizaciones internacionales de salud, derechos humanos y defensa de la mujer al advertir sobre las graves secuelas f¨ªsicas y mentales que causa la extirpaci¨®n -parcial o total, seg¨²n las regiones- del cl¨ªtoris, una pr¨¢ctica com¨²n a unos treinta pa¨ªses, en su mayor¨ªa de ?frica y Asia.
Adem¨¢s de la muerte provocada por las hemorragias que siguen a la ablaci¨®n, -generalmente practicada en miserables condiciones higi¨¦nicas y con instrumentos como cuchillas de afeitar y navajas-, las mujeres sometidas a esta operaci¨®n cuentan con un alto ¨ªndice de esterilidad, infecciones, frigidez y complicaciones en el parto. En algunos casos, la ablaci¨®n va acompa?ada de un cosido de la vagina que agrava las secuelas de esta pr¨¢ctica que en Egipto afecta al 90% de las mujeres, tanto musulmanas como de la minor¨ªa cristiana copta.
"Nada escrito"
"La circuncisi¨®n de las mujeres no es un derecho individual bajo la sharia" -ley isl¨¢rnica-, afirma la sentencia hecha p¨²blica el domingo al eliminar el principal argumento de los integristas. "No hay nada escrito en el Cor¨¢n que la autorice", a?ade."La decisi¨®n de la m¨¢xima instancia jur¨ªdica egipcia es realmente profunda", asegur¨® ayer en Nueva York Asma Abdel Halim, una abogada sudanesa asentada en Nueva York que ha apoyado la campa?a de grupos de mujeres africanas por la prohibici¨®n de la mutilaci¨®n genital.
"Es muy significativa puesto que Egipto ha sido durante mucho tiempo el centro de referencia para la jurisprudencia isl¨¢mica y mucha gente tiene en cuenta lo que all¨ª se decide", a?adi¨®. Esta -abogada sin embargo subray¨® que el grueso de la batalla corresponde a las mujeres de los pa¨ªses donde se lleva a cabo esta operaci¨®n ya que son las madres las que generalmente prefieren someter sus hijas a la ablaci¨®n en lugar de enfrentarse con el rechazo social. Este hecho explica que las autoridades de los pa¨ªses afectados a menudo aleguen que s¨®lo los "extranjeros neocolonialistas" luchan por acabar con esta costumbre.
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