Una mancha en Canillas
300 vecinos malviven desde hace a?os junto al lujo de Conde Orgaz a la espera de ser realojados
El distrito de Hortaleza, al noroeste de la ciudad, est¨¢ inmerso en un profundo proceso de transformaci¨®n urban¨ªstica. En abril, 6.000 vecinos llegar¨¢n a las nuevas viviendas de la urbanizaci¨®n Arroyo del Santo, mientras se construyen m¨¢s pisos a ritmo fren¨¦tico. Cerca de all¨ª, situados entre los lujosos chalets de Arturo Soria y las residencias del Parque del Conde de Orgaz, m¨¢s de 300 personas esperan un realojo prometido por el Instituto de la Vivienda de Madrid (Ivima) que se retrasa desde hace dos a?os. "En diciembre deb¨ªan entregarnos las nuevas casas, pero, de eso, nada de nada", explica la presidenta de la Asociaci¨®n de Vecinos de Canillas-San Fernando, To?i Moral.El barrio est¨¢ salpicado de numerosas casuchas bajas de poco m¨¢s de 40 metros cuadrados. La humedad trepa por paredes y techos y numerosos desconchones decoran las fachadas. Las calles de Castromonte, Camporredondo y Fresno Viejo no est¨¢n asfaltadas y, cuando llueve, un torrente de agua turbia inunda los patios traseros de las casas. La iluminaci¨®n del barrio brilla por su ausencia y un poste el¨¦ctrico de madera podrida amenaza con caerse de un momento a otro.
Algunas viviendas est¨¢n abandonadas y sirven de cobijo a drogadictos. "Se meten ah¨ª dentro y se pinchan. Adem¨¢s del miedo que dan, encienden fuego y los bomberos han tenido que venir varias veces a apagar incendios", protesta Angel, un vecino de la calle de Boecillo. A escasa distancia, unos okupas se han adue?ado de otro chamizo ruinoso.
Aunque el Ivima ya ha realojado a 200 personas en casas nuevas, la construcci¨®n de otras tantas viviendas permanece bloqueada. "Nos han asegurado que van a adjudicar las obras a principios de a?o, pero eso habr¨¢ que verlo", se?ala To?i Moral. El problema est¨¢ en los tribunales, ya que unos pocos vecinos recurrieron las adjudicaciones. "El Ivima les ofrece una casa fuera del barrio, pero ellos no quieren moverse de aqu¨ª. Es injusto que el inter¨¦s de cuatro vecinos afecte a m¨¢s de 300 personas", a?ade Moral.
En el coraz¨®n del barrio, y a pocos metros de los vetustos edificios, seis comerciantes y una guarder¨ªa de monjas ocupan un fantasmag¨®rico centro comercial. Las goteras han resquebrajado el techo del comercio de Manuel Mora. "Nos hemos quedado aislados y no vendemos nada. Tendremos que echar el cierre", se?ala. Sus compa?eros asienten. El Ivima les concedi¨®, tambi¨¦n hace dos a?os, nuevos locales. Por el momento, tampoco hay respuesta. ''Hemos denunciado al Ivima de forma individual y colectiva, pero no nos han contestado", explica Manuel. La ¨²ltima denuncia fue en noviembre. Tampoco tuvo ¨¦xito.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.