El arquitecto Yoshio Taniguchi basa en la sutileza su ampliaci¨®n del MOMA
Philip Johnson destaca la brillantez del proyecto de reforma del museo neoyorquino
Hasta hace cuatro semanas, s¨®lo un pu?ado de neoyorquinos hab¨ªa o¨ªdo hablar de ¨¦l. Pero de ahora en adelante el nombre de Yoshio Taniguchi estar¨¢ unido a uno de los tesoros culturales m¨¢s valiosos de la ciudad. Desde que el 8 de diciembre se hizo p¨²blico que el arquitecto Japon¨¦s de 60 a?os hab¨ªa ganado el concurso para la ampliaci¨®n del Museo de Arte Moderno (MOMA) a casi el doble de su tama?o, la mayor¨ªa de la gente sigue tratando de averiguar qui¨¦n es este candidato y comprender la sutileza de su propuesta ganadora. Taniguchi ser¨ªa feliz si continuasen en su ignorancia. "Quiero mantenerme en la oscuridad", dice. "La gente deber¨ªa reconocer mis edificios, no mi nombre".
La experiencia de Taniguchi a la hora de idear propuestas sublimes en museos est¨¢ bien ensayada. Ha dise?ado seis museos en Jap¨®n, incluyendo uno para el dise?ador Issey Miyake, gran amigo suyo, aunque muchos de ellos est¨¢n lejos de Tokio, lo que les hace pr¨¢cticamente inaccesibles para los peregrinos amantes de la arquitectura que no sean japoneses.Terence Riley, conservador de arquitectura en el MOMA, s¨®lo conoc¨ªa el trabajo de Taniguchi por la revista Japan Arquitect. Cuando se le comunic¨® al arquitecto neoyorquino 1. M. Pei que Taniguchi ten¨ªa posibilidades de ganar, le dijo a Riley: "?Has descubierto mi arquitecto secreto favorito!". Taniguchi, que s¨®lo acepta dos encargos a la vez para poder dedicar a cada uno toda su atenci¨®n, "lo calcula todo, hasta el m¨¢s m¨ªnimo detalle", a?adi¨® Pei.
Los que reconocen el nombre puede que lo asocien con su padre, Yoshiro Taniguchi, un arquitecto afamado que dise?¨® el Museo Nacional de Arte Moderno de Tokio, el palacio del pr¨ªncipe heredero en 1960 y el hotel m¨¢s cosmopolita de la ciudad, el Okura, finalizado en 1962 y renovado recientemente por su hijo.
Dos de los museos de Yoshio Taniguchi -el Museo de Arte Contempor¨¢neo Genichiro Inokuma, en Marugame, en la isla de Shikoku, y el Museo Toyota, en Toyota- fueron visitados por el comit¨¦ de b¨²squeda del Museo de Arte Moderno.
El Museo Marugame transforma el vulgar arte de caminar en una procesi¨®n majestuosa gracias a sus rampas, escaleras, su puente flotante y el inmenso p¨®rtico de la entrada.
En el Museo Toyota, el extenso paisaje se entrelaza con enormes formas arquitect¨®nicas que ofrecen una secuencia compleja de experiencias en el interior y al aire libre seg¨²n se acerca uno al edificio principal, que a su vez es una compleja caja de cristal situada dentro de otra caja.
"Vimos algunas de las caracter¨ªsticas transiciones de su dise?o, como el paso de la luz a la oscuridad, la sensaci¨®n de un espacio comprimido abri¨¦ndose al espacio extendido, escaleras que no son s¨®lo para recorrerlas, sino para hacer que seas consciente del hecho de subir", dijo Riley.
La b¨²squeda de un arquitecto que pudiera grantizar la futura viabilidad del MOMA llev¨® dos a?os, e incluy¨® un viaje a Jap¨®n para ver in situ dos obras de Taniguchi. Los funcionarios del museo se plantearon seriamente cosas como el traslado a una nueva localizaci¨®n o el derribo de la aglomeraci¨®n actual de edificios (que datan de la fundaci¨®n de la sede, en 1929). Se barajaron los nombres de 100 arquitectos; se invit¨® a 10 de ellos a que realizaran propuestas, algunas de las cuales se expusieron la pasada primavera. En abril se anunciaron los tres finalistas -el arquitecto americano Bernard Tschumi, el estudio de los suizos Herzog y De Meuron y el japon¨¦s Taniguchi- y los amantes del museo de la ciudad y los entusiastas del arte realizaron cr¨ªticas ¨¢cidas, discutieron, tomaron parte y contuvieron la respiraci¨®n.
Taniguchi declar¨® que nunca pens¨® tener ninguna oportunidad. Su modelo era demasiado sutil como para impresionar; las presentaciones de otros arquitectos hab¨ªan sido mucho m¨¢s impactantes. De hecho, el arquitecto holand¨¦s Rem Koolhaas, que ni siguiera lleg¨® a finalista, prepar¨® un proyecto con la extensi¨®n de un libro que ya ha atra¨ªdo la atenci¨®n de los editores. "Me result¨® una sorpresa muy grata que entendieran mis intenciones", dijo Taniguchi con una mezcla intrigante de humildad y arrogancia, a?adiendo, sin embargo, que no volver¨¢ a participar nunca en otro concurso. No le importaba el estr¨¦s, sino la idea de que tantos otros arquitectos hubieran trabajado en vano.
El apocamiento del arquitecto no debe interpretarse como una falta de arrojo. A muchos todav¨ªa les resulta sorprendente que tomara la Torre del Museo, que ha inspirado muchas ambivalencias, e hiciera de ella el punto de orientaci¨®n del Jard¨ªn de Esculturas. Entre los sorprendidos se encuentra el c¨¦lebre y nonagenario arquitecto Philip Johnson, que asesor¨® al comit¨¦ de selecci¨®n: "Fue una idea brillante que nunca se me pas¨® por la cabeza. ?Estoy alucinado!".
La ampliaci¨®n del museo deber¨ªa comenzar en dos a?os, seg¨²n Glenn Lowry, el director, que se prepara para conseguir los "varios cientos de millones de d¨®lares" que calcula que costar¨¢ llevar a cabo el plan de Taniguchi. El objetivo es completar el proyecto alrededor del 2004, a tiempo para el 75? aniversario del museo.
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