Argelia, deber de injerencia
Lo que est¨¢ sucediendo en Argelia ha alcanzado la categor¨ªa de lo incomprensible y, por supuesto, de lo intolerable. Todos conocemos los horrores que est¨¢n teniendo lugar. La cuesti¨®n estriba en por qu¨¦, qui¨¦nes los perpetran y para qu¨¦.Sin duda, el origen de todo est¨¢ en la cancelaci¨®n arbitraria, hace seis a?os, de las elecciones democr¨¢ticamente ganadas por los islamistas; pero, de entonces a hoy, demasiados nuevos factores han entrado en liza. No quiero profundizar en ellos. No importan. Lo que importa es acabar con las im¨¢genes de biberones te?idos de sangre junto a los cad¨¢veres de ni?os y de sus madres. De entra?as humanas colgadas a modo de trofeos en los ¨¢rboles. Si es posible dudar de la existencia de Dios ante las barbaridades impunemente cometidas en Ruanda o en Argelia, ?acaso no vamos a dudar de la intocabilidad del principio de no intervenci¨®n en los asuntos internos de los Estados? ?se, como el de la soberan¨ªa nacional y el de la inviolabilidad de las fronteras, son principios antiguos de la tradici¨®n jur¨ªdica occidental, pero tambi¨¦n lo es el del cambio. El progreso intelectual y cient¨ªfico -y, por lo tanto, el progreso humano- consiste, como recuerda Thomas Kuhn, en la sustituci¨®n de un paradigma -que ha resultado crecientemente incapaz de explicar hechos nuevos- por otro que los explica mejor.
No me satisfacen los conceptos del derecho internacional ni determinadas actitudes nacionales que posibilitan que las atrocidades en Argelia y Bosnia, en los Grandes Lagos y en Afganist¨¢n, se perpet¨²en. Exijo el cambio. Y creo que de la misma manera piensan millones de personas en Oriente y Occidente. La ex presidenta de Irlanda y actual alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Mary Robinson, dijo el pasado septiembre en Nueva York al ministro argelino de Asuntos Exteriores que los derechos humanos no pueden ser contenidos dentro de las fronteras". Afortunadamente, en los ¨²ltimos meses, organismos internacionales y ONG vienen exigiendo acci¨®n.
Unicef demanda que la ONU investigue las matanzas de ni?os, y M¨¦dicos del Mundo ha llegado a insertar anuncios en la prensa dirigidos al secretario general de la ONU que dicen: "En nombre del mandato que los pueblos del mundo le han encomendado, le pedimos act¨²e de forma inmediata para proteger la vida en Argelia". Pero tambi¨¦n Ir¨¢n ha realizado llamamientos contra la indiferencia. En estos d¨ªas, EE UU y la UE, felizmente, han abandonado la pasividad, y el ministro brit¨¢nico de Exteriores, Robin Cook, es un ejemplo de c¨®mo el cambio pol¨ªtico puede afectar a la pol¨ªtica exterior de un Estado. El Gobierno laborista ha adoptado en Bosnia una nueva y firme actitud, y Cook acaba de declarar: "Hemos apoyado siempre la demanda de la ONU de que Argelia debe aceptar la visita de un relator para estar seguros de que la preocupaci¨®n de la comunidad internacional es escuchada en Argelia. El inter¨¦s del mundo es leg¨ªtimo". Por supuesto, los primeros interesados son los argelinos. Pero, antes que nada y que nadie, qui¨¦nes son casi a diario asesinados y todos los dem¨¢s (menos 100.000 que ya han muerto desde 1992) que se hallan expuestos a morir... y de qu¨¦ manera. El sistema argelino -dividido entre dialoguistas y erradicadores que no erradican sino la esperanza colectiva- se muestra incapaz de proteger a la propia poblaci¨®n y hacer respetar los derechos humanos. Si el Tercer Mundo ha asumido los principios del derecho occidental que le convienen, puede hacer lo mismo con el principio del cambio cuando implica progreso. Si los Gobiernos nacionales reciben gustosamente la intervenci¨®n for¨¢nea a la hora de remediar los da?os de un terremoto o de una desastrosa inundaci¨®n, por qu¨¦ no solicitar cooperaci¨®n en casos como el argelino. La injerencia deber¨ªa ser liderada por el propio Gobierno de Argel, que ganar¨ªa credibilidad. Si es ajeno -y la presunci¨®n es leg¨ªtima- a la oleada de barbarie, ?qu¨¦ puede temer de una investigaci¨®n internacional que tan s¨®lo persiga cooperar en la identificaci¨®n y denuncia de los b¨¢rbaros con el prop¨®sito de poner fin a la ignominia?
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