Juan Pablo II se despide de Cuba con una condena del Estado marxista

Juan Pablo II concluy¨® ayer su hist¨®rica visita a Cuba con un nuevo mensaje cr¨ªtico al r¨¦gimen castrista y al marxismo, aunque sin citarlos expresamente, al se?alar que "un Estado moderno no puede hacer del ate¨ªsmo o de la religi¨®n uno de sus ordenamientos pol¨ªticos". Fidel Castro lo escuch¨®, y tambi¨¦n la condena del neoliberalismo capitalista, durante la homil¨ªa en la plaza de la Revoluci¨®n, donde hab¨ªa m¨¢s de 200.000 personas. All¨ª aparecieron pancartas pidiendo libertad para los presos pol¨ªticos, y miles de voces corearon "el Papa, libre, nos quiere a todos libres". Juan Pablo II dej¨® la isla convencido de que la Iglesia tiene en ella un gran futuro.

Las palabras del Papa en lo que ¨¦l llam¨® "plaza de Jos¨¦ Mart¨ª", el padre de la independencia cubana, fueron duras y firmes. Atac¨® que el ate¨ªsmo se convierta en un sistema pol¨ªtico, pero tambi¨¦n arremeti¨® contra el neoliberalismo capitalista alentador de "programas econ¨®micos insostenibles" que hacen a los ricos cada vez m¨¢s ricos y a los pobres cada vez m¨¢s pobres. Ante los cientos de miles de personas presentes y los millones que le escucharon por televisi¨®n, el Papa defendi¨® el "ejercicio de la libertad de conciencia, base y fundamento de los otros derechos humanos". Hubo palabras para satisfacer a todos, y por eso su homil¨ªa fue interrumpida en 28 ocasiones, como cuando se declar¨® solidario con todo "aquel que sufre la injusticia". En unas ocasiones los aplausos tuvieron el aire ordenado de los grandes actos revolucionarios, y en otras, el m¨¢s desordenado y entusiasta que trataban de dirigir los activistas cat¨®licos. Fue en uno de esos momentos cuando la tonadilla "el Papa, libre, nos quiere a todos libres" se adue?¨® de la plaza. M¨¢s tarde, alentado por lo visto durante este viaje, el Papa inst¨® a los obispos cubanos a ocupar el lugar que [a la Iglesia] le corresponde en el entramado social del pa¨ªs".