M¨¢s o menos, lo previsto
Incluso la ausencia de Rafael Azcona, previsible, se cumpli¨® anoche. Las pel¨ªculas y los trabajos en competici¨®n, eran todos tan solventes, que no hab¨ªa posibilidad de arbitrariedad a la hora de elegir uno de cada tres, porque de haber existido voto de inter¨¦s habr¨ªa pasado por fuerza inadvertido. No s¨¦ quien de la Academia dijo el otro d¨ªa en una radio que la mayor¨ªa de los premios pod¨ªan darse a golpe de suerte, sacando cada t¨ªtulo de pel¨ªcula o cada nombre de autor de un trabajo de un sombrero con las tres papeletas dentro y el resultado del azar ser¨ªa aceptable.S¨®lo el hecho de que sean tres los ¨²nicos posibles aspirantes a cada premio cre¨® las dos injusticias de la noche: las ausencias, para optar al Goya a la mejor direcci¨®n, de Pedro Almod¨®var y Bigas Luna, y las respectivas pel¨ªculas dirigidas por ellos, Carne tr¨¦mula y La camarera del Titanic, para entrar en liza en el cap¨ªtulo m¨¢s lustroso, el de la mejor pel¨ªcula del a?o. Ganaron (y en buena ley) Ricardo Franco y La buena estrella, pero pod¨ªan haber ganado las otras dos competidoras, Secretos del coraz¨®n y Mart¨ªn (hache), y nadie podr¨ªa objetar nada. Pero las que no pod¨ªan ganar en ning¨²n caso eran Carne tr¨¦mula y La camarera del Titanic, y ah¨ª est¨¢ la (irremediable) injusticia.
Color dorado oculto
Que tengamos que acudir a inevitables fallos reglamentarios para poder encontrar una m¨ªnima (en realidad, inexistente) grieta en esta solid¨ªsima colecci¨®n de pel¨ªculas y de nombres premiados, dice muchas y reconfortantes cosas, pero sobre todo una de gran calado: que el cine espa?ol cuenta con una n¨®mina de capacidades creativas m¨¢s que suficiente para atiborrar de merecimientos un reparto tan ancho como el de anoche, lo que sit¨²a a nuestro abandonado, maltratado y menospreciado cine en la primera l¨ªnea del europeo, mano a mano con el brit¨¢nico.Y esto no se fabrica m¨¢gicamente de la noche a la ma?ana, sino que requiere una larga forja de ingenios profesionales durante a?os y a?os de viaje y aprendizaje. Y aquella profec¨ªa en que algunos -ciertamente, muy pocos y rodeados de las risotadas burlonas de muchos- nos aventuramos hace una d¨¦cada al pronosticar, as¨ª como suena, literalmente, que estamos en una oculta edad dorada del cine espa?ol, se cumple con creces. De ah¨ª la groser¨ªa de los intentos de capitalizaci¨®n de el actual brote del cine espa?ol por parte de quienes hace un par de a?os tomaron sus riendas y nada han hecho para que ocurra lo que ocurri¨® anoche, que fue magn¨ªfico incluso porque por fin se rompi¨® el voto chovinista y aldeano de otros a?os con el triunfo de la actriz argentina Cecilia Roth.
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