Los conflictos internos dejan al PP gallego sin dos alcald¨ªas

Los primeros conflictos internos han emergido en el PP gallego a los pocos meses de su triunfo en las elecciones auton¨®micas. La crisis se desat¨® en dos municipios, Xinzo de Limia (Ourense) y Tui (Pontevedra), donde las batallas entre los militantes populares han derivado en episodios de transfuguismo. En ambos casos, concejales rebeldes del PP se van a hacer con la alcald¨ªa mediante pactos m¨¢s o menos expl¨ªcitos con sus antiguos opositores socialistas y nacionalistas.Xinzo (9.000 habitantes) siempre fue patrimonio exclusivo del popular Isaac Vila. ?ste ha sido senador y vicepresidente de la Diputaci¨®n Provincial, cargo desde el que cometi¨® el mayor desliz de su carrera: orden¨® compras a una droguer¨ªa agr¨ªcola cuyo propietario era ¨¦l mismo. Por ello fue condenado a cuatro a?os de inhabilitaci¨®n.

Fracasadas todas las maniobras dilatorias, Vila tuvo que dimitir, pero, con el respaldo de la direcci¨®n provincial del PP, ide¨® una sutil maniobra para seguir dirigiendo el ayuntamiento entre bastidores. Con ese prop¨®sito, el partido sugiri¨® que su sustituto le nombrase asesor personal. El elegido iba a ser el concejal Benito Gamallo, de quien se acaba de saber que incurri¨® en un pecado semejante al de Vila. Pero en el PP se produjo una escisi¨®n encabezada por Ram¨®n de la Fuente, designado alcalde el pasado d¨ªa 16 en una rocambolesca sesi¨®n plenaria.

En Tui (15.000 habitantes) ninguno de los principales partidos ha logrado meter en cintura a sus concejales. El popular Antonio Fern¨¢ndez Rocha encabeza una moci¨®n de censura contra su compa?ero de partido, el actual alcalde, Miguel Cap¨®n. Fern¨¢ndez Rocha tiene el apoyo de otros cuatro tr¨¢nsfugas del PP, dos socialistas, un antiguo miembro del BNG y un independiente. En este caso el PSOE tambi¨¦n se ha sumado a los populares en sus amenazas de expulsi¨®n a los ediles d¨ªscolos. El actual alcalde de Tui contaba con, el respaldo del n¨²mero dos del PP gallego, Xos¨¦ Cui?a, pero ni sus gestiones ni los llamamientos de Fraga han bastado para sofocar la rebeli¨®n.