El Pamesa fue debutante y campe¨®n
Brillante y sorprendente victoria del equipo valenciano ante el Joventut
La Copa para Valencia. El Pamesa ofici¨® de debutante y de campe¨®n al mismo tiempo. El torneo de las sorpresas consum¨® su tendencia hasta sus ¨²ltimas consecuencias. Sin embargo, no hay objeci¨®n posible: llegado el momento de la verdad, el Pamesa jug¨® a cara descubierta.Porque fuera del resultado, el Pamesa tuvo un m¨¦rito a?adido: acept¨® jugar la final cara a cara. No fue el Pamesa especulativo que ha ido subiendo pelda?os en esta Copa. De una forma palpable, modific¨® su vestuario habitual, olvid¨® el juego bajo control, el ritmo a baja revoluci¨®n y el abuso de un quinteto titular. Se quit¨® ese disfraz y salt¨® a la final con aires de candidato, tratando de hacer valer sus propios m¨¦ritos. Actu¨® con generosidad e intensidad y de esa primera decisi¨®n naci¨® una final inesperada. Su empe?o permite mejorar el recuerdo de esta Copa.
El Pamesa movi¨® ficha y oblig¨® al Joventut a jugar un choque imprevisto. Rodilla no jugaba con la vista puesta en la calculadora, la defensa no era tan exclusivamente t¨¢ctica, los secundarios no estaban para calentar el banquillo, la consigna imperante no parec¨ªa ser actuar con frialdad y mano firme. De ese primer movimiento, el Joventut tard¨® muchos minutos en recuperarse porque vivi¨® una larga fase de dudas. Y cuando se recuper¨® fue levemente: se vio incapaz de controlar los acontecimientos y hasta cay¨® en alg¨²n conato de histeria.
El Joventut perdi¨® el papel protagonista. Cre¨ªa contar con el favor de los estetas y, por extensi¨®n, del p¨²blico. Cre¨ªa representar al baloncesto espect¨¢culo, pero de ning¨²n modo supon¨ªa que el Pamesa tratase de robarle su puesto. Y eso es lo que sucedi¨®. Cuando la estrella del Pamesa, el americano Swinson, comenz¨® a anotar y hacer personales casi al mismo tiempo, estaba claro que algo no cuadraba. Swinson es de los que tienen la obligaci¨®n de aguantar los 40 minutos, es el responsable de mantener el ritmo anotador del equipo. No debe arriesgarse. Y fue as¨ª solo en parte: a los 10 minutos comet¨ªa su cuarta personal, si bien despu¨¦s de haber anotado 13 tantos (26-17), la mitad de los puntos de su equipo. El Pamesa dejaba de lado su tendencia a administrar sus personales y se lanzaba desbocado a un cara a cara con todos los elementos disponibles, ll¨¢mense Luengo, ?lvarez o Maluenda. Posiblemente, el Joventut no lleg¨® a despertarse nunca, aunque vislumbr¨® la posibilidad de controlar la situaci¨®n en el descanso (42-41) gracias a adrenalina Corrales. Pero cuando se meti¨® de lleno en el partido, el Joventut lo hizo en medio de la confusi¨®n y mirando con el rabillo del ojo a los colegiados. Tan es as¨ª que Julb¨¦ busc¨® el espect¨¢culo por otro camino y se neg¨® a hablar con sus hombres en el ¨²ltimo tiempo muerto (faltaban 33 segundos y el marcador era ya irreversible, 85-75). Sin embargo, Julbe calcul¨® mal. No pod¨ªa esperar una final de guante limpio, pero tampoco que si el Pamesa se inclinaba por una actuaci¨®n m¨¢s emotiva no actuase sin contundencia. Su problema fue que sus jugadores llegaron tarde al cruce de palabras y llegaron de mala manera. Les falt¨® intensidad y ¨¦se es un elemento necesario hasta para saber pegar a tiempo y pegar bien.
La segunda parte se le torci¨® de forma inevitable. El Pamesa hab¨ªa tomado cuerpo con su nuevo disfraz y se sent¨ªa c¨®modo. Secundarios como Luengo o ?lvarez aceptaban el papel protagonista como si fueran expertos en estas lides. No les temblaba el pulso. De tal suerte que el Joventut se encontr¨® persiguiendo la pelota sin dominarla, buscando referencias que no encontraba. ?Qui¨¦n es ese Luengo que entraba a canasta con tanto desparpajo?, ?Qui¨¦n ese Alvarez triplista consumado? ?Qu¨¦ hace Swinson en el banquillo, c¨®mo pueden anotar as¨ª sin Swinson y con Fox muleta en mano (se lesion¨® el s¨¢bado)? ?C¨®mo es que el Pamesa suma m¨¢s de 60 tantos a los 30 minutos en una final?
Julbe trat¨® de influir en los ¨¢rbitros como soluci¨®n terminal, pero era consciente de que hab¨ªa perdido la final. El Pamesa se le hab¨ªa adelantado hasta en el mensaje. Se gan¨® al p¨²blico, inclinado emotivamente al esfuerzo de los espa?oles del Pamesa, que terminaron siendo la columna vertebral de la victoria. Julbe, quiz¨¢s, debi¨® pensar que el. cupo de sorpresas ya estaba cubierto, pero la mayor estaba por llegar. Justo fue el veredicto, aunque suene de nuevo a sorpresa, santo y se?a de esta Copa.
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