Jos¨¦ Saramago afirma que la literatura y el amor son "conjuros" contra la muerte
El escritor describe los limites entre vivir y morir en su novela "Todos los nombres"
Para Jos¨¦ Saramago la frontera entre la vida y la muerte no est¨¢ definida ni sus l¨ªmites aparecen n¨ªtidos. Mientras alguien permanece en la memoria y en el recuerdo se mantiene con vida, viene a decir este escritor portugu¨¦s (Azinhaga, 1922) afincado desde hace unos a?os en Lanzarote. A partir de su peripecia burocr¨¢tica para encontrar la constancia oficial de la muerte de un hermano suyo, fallecido a los cuatro a?os, Saramago ha urdido Todos los nombres (Alfaguara), una novela donde el protagonista se mueve por amor en busca de una mujer fallecida cuya identidad se desconoce. Por ello Jos¨¦ Saramago afirma que la literatura y el amor son "los grandes conjuros" contra la muerte.
La necesidad de reconstruir su infancia y adolescencia mientras preparaba su autobiograf¨ªa, que abarcar¨¢ hasta sus 14 a?os de edad, llev¨® a Saramago a recordar la muerte de su peque?o hermano Francisco. Pero el escritor portugu¨¦s descubri¨® que no exist¨ªa documentaci¨®n sobre aquel temprano fallecimiento. Sorprendido e inquieto, acudi¨® al hospital y a los archivos municipales sin hallar ni rastro de aquel ni?o que oficialmente segu¨ªa vivo. Su b¨²squeda lleg¨® hasta el cementerio donde al fin hall¨® su certificado de defunci¨®n. "Es curioso, pero ahora depende de m¨ª que mi hermano siga vivo o que sea dado por muerto a efectos legales. Si no voy a la Conservadur¨ªa General del Registro, mi hermano Francisco seguir¨¢ vivo hasta que quiz¨¢s dentro de 200 a?os alg¨²n funcionario se percate del error", comenta el novelista.Esta an¨¦cdota le sirvi¨® a Saramago para abordar la escritura de Todos los nombres donde, a trav¨¦s de un bur¨®crata gris y desencantado, traza una novela sobre el amor y la muerte. "Don Jos¨¦, el protagonista", dice Saramago, "encuentra un est¨ªmulo a su vida en la b¨²squeda desesperada de la identidad de una mujer muerta. A partir de esa indagaci¨®n don Jos¨¦ le concede, le devuelve la vida. Yo arranco del reconocimiento de que los muertos no est¨¢n muertos. Al margen de la an¨¦cdota sobre mi hermano, que est¨¢ en el origen de esta novela, el recuerdo de mis abuelos maternos recorre otros libros m¨ªos. Mis abuelos habitan mis novelas y, por tanto, siguen vivos. A mi edad sigo siendo el nieto porque quiero dejarme llevar por el ni?o que he sido".
Con el t¨ªtulo provisional de El libro de las tentaciones, Saramago perfila ya su pr¨®xima obra y declara: "Escribo para comprender lo que est¨¢ pasando, pero tambi¨¦n lo que ya ha pasado. Todos somos una consecuencia de nuestro pasado, es como una ola que avanza con la fuerza anterior que la empuja. En realidad vamos renovando nuestra vida porque, de hecho, a partir de una cierta edad ya no nos queda ninguna c¨¦lula de nuestra juventud".
El t¨ªtulo, lo primero
Al igual que en otros libros, Saramago pens¨® el t¨ªtulo de Todos los nombres, publicado el pasado oto?o en portugu¨¦s, antes de ponerse manos a la obra. "Es curioso, pero el t¨ªtulo se me ocurri¨® durante un vuelo a Brasilia. He escrito a veces novelas que no guardaban relaci¨®n con el t¨ªtulo inicial, pero lo he mantenido". Aunque nunca ha ejercido como periodista de reportajes y entrevistas, sino como columnista o directivo, Saramago admite que un t¨ªtulo condiciona mucho: "En el caso del soneto se suele decir que el primer verso es regalado y podr¨ªamos agregar que en periodismo el t¨ªtulo es el primer verso".Novelista ante todo, el escritor portugu¨¦s ha alternado en los ¨²ltimos a?os la narrativa pura con libros como Viaje a Portugal o Cuadernos de Lanzarote, pero sostiene que se trata de una casualidad. "Afortunadamente, hasta ahora no me han faltado ideas para novelar y cada par de a?os publico una novela. Los otros libros discurren paralelos, pero no quiero que nada complique mi atenci¨®n hacia la novela".
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