La apor¨ªa anterrorista
Como acontece siempre que ETA mata, hemos o¨ªdo solemnes actos de contrici¨®n de los partidos democr¨¢ticos, promesas y juramentos de que no volver¨¢n a expresar sus diferencias en p¨²blico, apelaciones a la unidad sin fisuras de las fuerzas democr¨¢ticas e incluso amonestaciones a quienes se atrevan a opinar de lo que, seg¨²n el coro de ritual, no deber¨ªa ser materia de discusi¨®n p¨²blica. Como cada vez, las promesas no han resistido un s¨®lo d¨ªa. ?Por qu¨¦? Porque son prop¨®sitos absurdos. No se debe permitir que el calendario criminal de ETA nos imponga una censura voluntaria. Si hay discrepancia entre los partidos democr¨¢ticos, que se expresen, porque mucho peor es enzarzarse en cuestiones menores para evitar los problemas de fondo.La principal diferencia entre los partidos democr¨¢ticos gira en torno a la cuesti¨®n del di¨¢logo con ETA. Ciertamente, hay un acuerdo formal en el pacto de Ajuria Enea, suscrito por todos, que establece las condiciones en que el di¨¢logo ser¨ªa posible. Pero mas all¨¢ de lo acordado en el pacto de Ajuria Enea, en el momento presente hay dos estrategias claramente distintas. El Gobierno del PP, como ha explicado Mayor Oreja con esta forma sosegada de manifestarse que da mucha m¨¢s confianza a la ciudadan¨ªa que los envarados discursos de su jefe, no contempla en las circunstancias actuales ninguna hip¨®tesis de contacto o negociaci¨®n. Mientras que el PNV sigue hablando de la necesidad de auscultar o tomar el pulso al mundo etarra, de seguir buscando caminos aunque de momento no lleven a ninguna parte. Me parece m¨¢s que probable que si alg¨²n d¨ªa podemos hablar del final de ETA ser¨¢ porque en alg¨²n tramo u otro del recorrido habr¨¢ habido alguna negociaci¨®n. Pero hoy por hoy la cuesti¨®n del di¨¢logo carece de sentido por una raz¨®n muy simple: por m¨¢s que la propaganda batasuna o las almas bien intencionadas de las terceras v¨ªas nos quieran hacer creer lo contrario, ETA no tiene el menor inter¨¦s en un di¨¢logo que lleve a alguna soluci¨®n. ?Por qu¨¦? Porque ETA no tiene una fuerza suficiente en el Pa¨ªs Vasco para ser alguien el d¨ªa que deje de matar. ETA es en tanto que mata. En un escenario sin terrorismo, ETA y los suyos quedar¨ªan relegados a un papel estrictamente marginal. Si el di¨¢logo es imposible porque ETA no quiere, queda la soluci¨®n policial. Pero llevamos ya suficientes d¨¦cadas como para dudar de la eficacia de esta soluci¨®n, porque nunca ha logrado debilitar suficientemente a ETA como para que ¨¦sta tenga inter¨¦s en negociar. Con lo cual la situaci¨®n es apor¨¦tica. Y la tentaci¨®n de los partidos democr¨¢ticos de especular pol¨ªticamente con la violencia, dif¨ªcil de evitar.
Muchas veces uno piensa que se precisar¨ªa de un Blair y de un Adams, dos personajes con coraje capaces de ir a contracorriente, para avanzar hacia una soluci¨®n. Aunque tuvi¨¦ramos un Blair es improbable que apareciera un Adams, porque ETA ni es tan fuerte como para apostar por un futuro sin violencia ni tan d¨¦bil como para negociar su claudicaci¨®n.
El PP es tan evidentemente v¨ªctima de ETA desde el asesinato de Ord¨®?ez y, sobre todo, de Miguel ?ngel Blanco, que deber¨ªa abstenerse de hacer victimismo. El Gobierno del PP cometi¨® un error al interpretar las manifestaciones de julio como un trampol¨ªn a partir del que cambiar las relaciones de fuerzas en el Pa¨ªs Vasco, convirti¨¦ndose en la pieza articular de una nueva mayor¨ªa frente al terrorismo. No se sabe cu¨¢l ser¨¢ la salida del conflicto vasco, pero si hay alguna, el PNV ocupar¨¢ un papel central en ella. La tentaci¨®n del PP de protagonizar en solitario la lucha antiterrorista ha sido aprovechada por ETA. En los ¨²ltimos a?os, se hab¨ªa conseguido que el problema de ETA se convirtiera en un problema fundamentalmente interno a la, sociedad vasca, abandonando el eterno discurso del contencioso con el Estado espa?ol. Ahora nos encontramos ante un enfrentamiento directo PP-ETA. Quiz¨¢s Aznar se haya dado cuenta del paso atr¨¢s que esto significa y quiz¨¢s por eso busque apoyo en el PSOE, porque tiene que encontrar una salida a esta polarizaci¨®n entre la v¨ªctima (el PP) y el verdugo (ETA).
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