Condena de 54 a?os para el mayordomo y la esposa del millonario asesinado
El crimen de la calle de Quintana (el asesinato del millonario Ferm¨ªn Canales) fue tramado y urdido por su esposa, Sara Sierra, y por el mayordomo del muerto, Florencio Gim¨¦nez. As¨ª lo entiende la Secci¨®n 17 de la Audiencia de Madrid, que ha condenado a 27 a?os de c¨¢rcel a cada uno: a ella por parricido con alevos¨ªa y a ¨¦l por ejecutor del asesinato.
El tribunal dedica 61 folios de la sentencia, hecha p¨²blica ayer, a fundamentar su convicci¨®n de que la muerte de Ferm¨ªn Canales fue ideada por su mayordomo y su esposa. El m¨®vil, seg¨²n el fiscal, repartirse su fortuna: unos 1.000 millones de pesetas.
En el juicio, los acusados negaron toda relaci¨®n con el asesinato. M¨¢s que pruebas, contra ellos pesaba una retah¨ªla de indicios. Destaca el tribunal que la pareja se despos¨® en segundas nupcias en septiembre de 1994. Y que meses despu¨¦s la pareja conoci¨® accidentalmente a Florencio, a ra¨ªz de "unos comentarios triviales" sobre la carest¨ªa de los pisos. Para el millonario y su esposa, Sara, Florencio se convirti¨® pronto "en un hombre de total confianza". Posteriormente, la relaci¨®n conyugal decreci¨® y, por contra, aument¨® entre Sara y Florencio. "Un d¨ªa decidieron acabar con la vida de Ferm¨ªn".
Una cena como coartada
Eligieron para el crimen el 28 de febrero de 1995. Tras comer Sara y Ferm¨ªn ese d¨ªa en un restaurante, la pareja se retir¨® al piso que pose¨ªa en la calle de Quintana. Mientras ¨¦l echaba la siesta, ella telefone¨® a su compinche varias veces: "David, por favor, ya estoy en casa; llama al m¨®vil". Poco despu¨¦s lleg¨® Florencio al piso y ella le abri¨® la puerta. Ella se march¨® y dej¨® dentro al mayordomo, que entr¨® en el dormitorio y golpe¨® 10 veces en la cabeza a Ferm¨ªn y le asfixi¨® con la almohada. Hecho el trabajo, se vio con su novia y cenaron juntos. ?sa fue su coartada en el juicio.Durante la comida, seg¨²n el tribunal, Florencio recibi¨® "apremiantes llamadas de Sara", quien esa noche durmi¨® en un chal¨¦ que su marido pose¨ªa en Galapagar. Tras cenar, Florencio se present¨® solo en el chal¨¦ con una bolsa que conten¨ªa un martillo, el arma homicida. "Deshazte de ¨¦l", le dijo. Al d¨ªa siguiente, Sara acudi¨® al piso de la calle de Quintana. All¨ª estaba trabajando la secretaria de Ferm¨ªn, ignorante de que su jefe yac¨ªa cad¨¢ver en el dormitorio. All¨ª entr¨® Sara, que sali¨® gritando: "Llama al portero; lo han matado ...". La secretaria sugiri¨® llamar antes auna ambulancia: pod¨ªa estar enfermo e inconsciente. "No, no, est¨¢ muerto", dijo ella.
Las llamadas telef¨®nicas, la actitud de Sara al ver el cad¨¢ver, las huellas de Florencio aparecidas en el piso... son algunos de los indicios que esgrime el tribunal para condenarles. El abogado de Florencio, Jaime Sainz de Brem¨®n, va a recurrir la sentencia.
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