Una conducta pol¨ªtica
La muerte de Fernando Abril es actualidad, pero no actualidad pol¨ªtica. A pesar de lo cual no me resisto a alguna consideraci¨®n sobre su persona y actuaci¨®n pol¨ªtica, v¨¢lida para nosotros, hoy.Nos ha dejado unas actuaciones y ense?anzas impl¨ªcitas en su conducta, ya que no era un predicador, ni levantaba jam¨¢s el dedo para adoctrinar; fue un pol¨ªtico del que lo v¨¢lido fue lo que hizo, y c¨®mo lo hizo. Solemos tender a juzgar a los pol¨ªticos por lo que dicen, y aun por lo que dicen que dicen; al menos hay que prestar alguna atenci¨®n a lo que hacen.
Abril fue uno de los pol¨ªticos que m¨¢s eficazmente colabor¨® para traer la democracia a Espa?a, y, m¨¢s a¨²n, para darle la configuraci¨®n que se expres¨® en la Constituci¨®n; pero no era un dem¨®crata de toda la vida, no hab¨ªa corrido delante de la Polic¨ªa Armada, ni organizado sentadas ante ning¨²n rectorado universitario; result¨®, sin embargo, un dem¨®crata sin sombra, leal con la democracia tanto o m¨¢s que el que tuviera la m¨¢s rigurosa observancia democr¨¢tica desde los pa?ales. Otra ense?anza: el discurso pol¨ªtico habitual tiende a machacar al adversario ech¨¢ndole a la cara, cuando lo pide el gui¨®n, y aun sin pedirlo, el pasado supuestamente ominoso. Pero de los pol¨ªticos interesa, sobre todo, su presente, y su compromiso con el futuro; no es raro el sujeto que refugia su incapacidad, o indecencia, en la pureza de la vida pasada.
Abril era, en su hacer, incansable y profundo. Su actuaci¨®n no estaba nutrida de efectismos vac¨ªos, sino de decisiones s¨®lidamente elaboradas; jam¨¢s acept¨® un papel sin averiguar lo que llevaba dentro; era capaz de emplear horas hasta saber lo que hab¨ªa en los arcanos de la formaci¨®n del precio de la gasolina, en los datos del IPC, o en las arcas de la Seguridad Social. Era un pol¨ªtico que hacia pol¨ªtica, pero sab¨ªa que ¨¦sta se nutre de algo m¨¢s que gestos; de realidades que afectan al bolsillo o al bienestar de la gente; y no era, sin embargo, un mero gestor. Tercera ense?anza para los pol¨ªticos que consideran que lo m¨¢s importante son los fuegos artificiales.
Era un hombre honrado, como tantos otros en la vida p¨²blica, much¨ªsimos; da verg¨¹enza tener que decirlo, pero conviene decirlo. No utiliz¨® la pol¨ªtica para obtener ganancia o granjer¨ªa, aunque la pol¨ªtica d¨¦ beneficios gratuitos, no buscados: el buen nombre de una buena gesti¨®n, la buena fama, cuando es buena.
No era un pol¨ªtico de enfrentamiento, sino de b¨²squeda incesante del compromiso; con una generosidad pol¨ªtica que no s¨¦ si es de este mundo, pero que desde luego era de aqu¨¦l: "Deja eso as¨ª, para que se apunten un tanto cuando lo corrijan; a los adversarios hay que dejarles respirar"., Ejemplo para los que creen que la pol¨ªtica es enfrentamiento absoluto, que s¨®lo acaba bien si el adversario es aniquilado. Y, sin embargo, era una persona de firmes convicciones y por tanto, pod¨ªa resultar duro y, hasta desagradable cuando tomaba decisiones. Una cosa es el compromiso come, medio para alcanzar los objetivos, y otra la, componenda para mantenerse en el poder; no era hombre de componendas.
Y, cuando hab¨ªa perdido, actuaba en. consecuencia; as¨ª sali¨®, sin alharacas, del. Gobierno, y as¨ª fue un fiel y disciplinado. diputado del partido que apoyaba al Gobierno en el que ¨¦l ya no estaba, y sin pedir nada a cambio, ni por el procedimiento directo (pedir) ni por el indirecto (amenazar con problemas bas¨¢ndose en su bagaje de informaci¨®n, que no era poco). Aunque llevaba en la pol¨ªtica desde antes de la transici¨®n, acept¨® plenamente que la pol¨ªtica est¨¢ para entrar y actuar, pero tambi¨¦n para salir. Dio un gran ejemplo de lo que es la dignidad del perdedor.
Ten¨ªa un especial olfato para entender a los dem¨¢s actuantes en la vida pol¨ªtica o social; y como entend¨ªa, comprend¨ªa, aunque censurara; comprend¨ªa a las personas, aunque estuviera en total desacuerdo con sus actos; y cre¨ªa que lo importante era arreglar los problemas y no dar ejemplos de castigo justiciero, lo que era compatible con la fijaci¨®n legal de responsabilidades. Era ¨¦ste un talante para hacer pol¨ªtica, no pr¨¢ctica viciosa de vulneraci¨®n de la ley.
Al fin, fue un pol¨ªtico que afront¨®, para lo bueno y lo inc¨®modo, sus responsabilidades, sin escudarse jam¨¢s en aciertos o fallos ajenos, previos o coet¨¢neos. Un ejemplo, vamos.
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