Los latinos marcan el ritmo
Hace m¨¢s de 30 a?os los escritores latinoamericanos revolucionaron la literatura en espa?ol. Fue el boom. Vargas Llosa, Garc¨ªa M¨¢rquez, S¨¢bato, Fuentes, Cabrera Infante, Donoso, Carpentier... nos conquistaron. Sus libros nos llegaron siempre, pero no los de las siguientes generaciones. De nuevo, un largo silencio y la incomunicaci¨®n.La recuperaci¨®n de las letras de la otra orilla ha sido lenta pero total. La espl¨¦ndida cosecha del 97 lo demuestra. No es de extra?ar que el peruano Jaime Bayly ganara el Premio Herralde con La noche es virgen y que ahora el cubano El¨ªseo Alberto y el nicarag¨¹ense Sergio Ram¨ªrez se hayan llevado el primer Alfaguara. Las editoriales se han volcado y por fin conviven los latinoamericanos de m¨¢s renombre con los que debieran ser m¨¢s conocidos y con otros que han sido una revelaci¨®n.
Los latinos vuelven a marcar el ritmo, con propuestas originales, renovadoras, estimulantes. Unos pocos ejemplos: el cubano Abilio Est¨¦vez ha publicado una de las novelas m¨¢s interesantes del a?o, Tuyo es el reino, en la que narra, de manera coral, la tensa espera de una familia en las v¨ªsperas de la entrada en La Habana del Ej¨¦rcito revolucionario. Tambi¨¦n cubana, Zo¨¦ Vald¨¦s ya es muy conocida en Espa?a. Su Caf¨¦ nostalgia mantiene la fuerza narrativa de sus otras novelas.
El argentino C¨¦sar Aira nos ha sorprendido con Emma, la cautiva, esc¨¦ptica, brillante, agradablemente irreverente. Tambi¨¦n bastante irreverente es El anatomista, de su compatriota Federico Andarhazi, en la que arremete contra la intolerancia. Brutal y salvaje, llena de humor, es Chau pap¨¢, del bonaerense Juan Damonte: la lucha a muerte entre narcos y paramilitares en las cloacas de la dictadura argentina.
Agilidad
El guatemalteco Rodrigo Rey Rosa es uno de esos autores que los amantes de la literatura no pueden perderse. Que me maten si y El cojo bueno explican la vida en Guatemala con impresionante agilidad. Los mexicanos han sido legi¨®n, desde Sergio Pitol (El arte de la fuga) y Alejandro Rossi (La f¨¢bula de las regiones), dos autores contundentes, al cada vez mejor Juan Villoro (Materia dispuesta), que relata el descreimiento de una cultura que ha perdido el norte. ?Y qu¨¦ decir del chileno Alejandro Bola?o? Sus relatos Llamadas telef¨®nicas son tan imaginativos y contundentes como sus novelas. Santiago Gamboa es sin duda uno de los mejores nuevos narradores colombianos. Perder es cuesti¨®n de m¨¦todo es una novela urbana que apuesta por el realismo del siglo XXI. Todo un lujo de lectura latinoamericana. Todo hace presagiar que el 98 ser¨¢ igual.
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