EL cami¨®n de la basura
Ahora resulta que los burleteros est¨¢n siendo burlados. El ruido incesante que se oy¨® en este pa¨ªs desde 1993, al menos, empieza a volverse contra los o¨ªdos de los que lo propiciaron. El ritmo m¨¢s persistente de esa ¨¦poca de ruido fue el tono de burla que adquiri¨®. Esa burleter¨ªa carnavalesca con la que nos despertaban cada d¨ªa fue definida por Manuel Vicent certeramente: picaban carne desde por la ma?ana; por la noche enviaban el cami¨®n de la basura y recog¨ªa los restos; al d¨ªa siguiente prosegu¨ªan la demolici¨®n. En medio de ese clima persiguieron prestigios personales, famas bien ganadas,actitudes personales, trayectorias; fueron contra esto y aquello y no se pararon en nada: ni en las desgracias personales, ni en los aspectos f¨ªsicos, ni en las biograf¨ªas ¨ªntimas; destrozaron vidas humanas, llenaron de miseria moral el papel en el que se escribe la historia de un pa¨ªs y miraron por todos los ojos de todas las cerraduras; no se pararon nunca: pusieron el list¨®n cada vez m¨¢s alto, para disparar hiriendo m¨¢s, y el griter¨ªo propio los ensoberbeci¨® de tal manera que terminaron crey¨¦ndose su propio tono. Quer¨ªan hacer otro pa¨ªs; eso dec¨ªan, y era verdad; quer¨ªan hacer su propio pa¨ªs, un pa¨ªs propio, en el que se oyera su burla y se sintiera su dentellada.Pero el tiempo es como el mar, devuelve a tierra la realidad ¨ªntima de las cosas y ahora ya la gente sabe, porque as¨ª ha sido devuelto por el bumer¨¢n que ellos mismos lanzaron, cu¨¢l era el origen del ruido. Es posible que no se conozca jam¨¢s su origen m¨¢s remoto, pero s¨ª se sabe ya de qu¨¦ calaf¨ªaran los que lo orquestaron; todos han sido puestos en evidenc¨ªa por ellos mismos, y ahora, donde antes gritaban contra otros, gritan entre ellos, se reprochan cosas indecibles, tratan de ocultar con el humo de sus palabras la densidad de la cortina que ven¨ªan fabricando de la ma?ana a la noche, antes de que hiciera su reorrido sinuoso e infinito, el cami¨®n de la basura. Es verdad lo que dicen ellos mismos de algunos de los de la tropa: son hip¨®pcritas, dejan el barco en medio de la ci¨¦naga y se ¨¢treven a enviar mensajes: he sido utilizado. Pero todos han sido mu?idores de la misma orquesta, cuya m¨²sica ya no se puede escuchar sin sonrojo. Viven su propio sonrojo como si le pasara a otros.
No ha tenido que cruzar la geograf¨ªa parlanchina ninguna esponja limpiadora ajena, ni han sido precisos siglos de inestigaciones; de pronto se han roto las compuertas de la basura y ha aparecido n¨ªtidamente la imagen de los burleteros burlados; como no es posible nunca que se acepten en el espejo las im¨¢genes que proyectamos cuando no nos gustan, lanzan de nuevo mandobles contra sus lugares comunes: lo que se dice contra ellos es una cortina de humo para ocultar cr¨ªmenes del GAL, como si la historia no fuera dejando tersa la imagen sucesiva que proyectaron sobre todo lo que se movi¨® en este pa¨ªs. Nos hicieron vivir un clima insufrible, de crispaci¨®n y de burla, y la burla principal estuvo en la punta de sus dedos, en la punta de sus lenguas: variar este pa¨ªs de rumbo para que se cumpliera el prop¨®sito fundamental que les alentaba y que es la respuesta a la pregunta de siempre: ?qu¨¦ hay de lo m¨ªo?
Es bueno que este pa¨ªs recupere el ritmo normal de sus propios ruidos, y que la gente conozca el origen del griter¨ªo. Ha sido inesperado, de todos modos; pero es beneficioso que hora parezca que todo esto que se pone de manifiesto en este instante de la vida sucedi¨® hace siglos, que es posible una mejor paz en la convivencia cotidiana.
?Y para qu¨¦ es beneficioso? Para que se haga mejor periodismo, por ejemplo. Periodista -dec¨ªa Scalfari- es gente que le dice a la gente lo que le pasa a la gente. Durante demasiado tiempo periodismo fue en este pa¨ªs sin¨®nimo de tal griter¨ªo; los periodistas estaban haciendo, desde algunas instancias, algo distinto al fundamento de su profesi¨®n" y ahora ha cruzado sobre la geograf¨ªa del periodismo nuestro una especie de bocanada de aire fresco, como si de pronto todo eso que pas¨® se sometiera a un libro de estilo que pone en evidencia el mal uso del poder que dan a los periodistas -y a los lectores los medios de comunicaci¨®n.El carnaval ha durado mucho tiempo. Esperemos que ahora, cuando pase el cami¨®n de la basura, todos lo distingamos s¨®lo por su propio ruido.
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