La lamentable capitulaci¨®n de Heynckes

Ning¨²n sistema garantiza la victoria ni el buen juego. Pero todos los equipos necesitan un plan y un entrenador que lo defienda. La discusi¨®n sobre el cambio del dibujo en el Madrid es menos importante por lo t¨¢ctico que por lo sintom¨¢tico. Contra la presi¨®n de la mayor¨ªa de los jugadores y varios directivos, Heynckes se mantuvo firme en defensa del famoso rombo durante la primera vuelta de la temporada. Parad¨®jicamente, la resistencia del t¨¦cnico alem¨¢n a capitular le result¨® beneficiosa a los ojos de quienes le exig¨ªan un cambio. La negativa de Heynckes le daba el primer alimento que sostiene a los entrenadores en su cargo: la autoridad.Su renuncia fue desastrosa en todos los sentidos. Se pleg¨® a la presi¨®n de los descontentos en el peor momento, en el primer partido de la segunda vuelta -un pasaje simb¨®lico del campeonato- y frente al Atl¨¦tico de Madrid. Aline¨® a dos medios defensivos y content¨® a los nost¨¢lgicos del capellismo, sin reparar que a Capello le importaba un bledo la elaboraci¨®n del juego y que empleaba a los dos pivotes como ¨¦mbolo para presionar y recoger los rechaces. ?sa es la discusi¨®n t¨¢ctica, pero lo que ha hundido a Heynckes es su condici¨®n vulnerable. Ninguno de los que le urg¨ªan a cambiar el sistema se sienten ahora solidarios con Heynckes. Especialmente los jugadores, que han vuelto a realizar otro ejercicio oportunista y c¨ªnico. Han abandonado a su entrenador a las cr¨ªticas, mientras ellos, que tanto clamaban por la red de seguridad del doble pivote, miran hacia otro lado.
Sin embargo, es cierto que la concesi¨®n de Heynckes es un rasgo de extrema debilidad y de falta de solidez en sus ideas. Su situaci¨®n ha empeorado en todos los sentidos: el equipo juega peor, los resultados son decepcionantes, el enroque defensivo no ha mejora do la defensa y ha resultado pernicioso para el ataque, los jugadores se desmarcan de la suerte de su entrenador y los directivos echan pestes contra ¨¦l. En estas condiciones, el retorno es imposible. Heynckes est¨¢ solo y nadie le tiene confianza. En gran medida, por su culpa.
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