Megaloman¨ªa estomagante

Hay una manera f¨¢cil de archivar un filme como El mensajero: diciendo que se trata s¨®lo de una en¨¦sima y trasnochada p¨®cima hecha de grandes palabras, patriotismo huero y rancios valores gen¨¦ricos a que tanto nos ha acostumbrado el cine americano, y, eso s¨ª, sin la grandeza y la vieja dignidad conservadora de otros productos similares realizados en el Hollywood cl¨¢sico. Pero es que esta ¨²ltima, virtualmente interminable (son casi tres horas de padecimiento) err¨¢tica pel¨ªcula del megal¨®mano Kevin Costner, es tambi¨¦n muchas otras cosas, casi ninguna de ellas buena.Esta pel¨ªcula es, a pesar de una acci¨®n situada en el a?o 2013, una recreaci¨®n del viejo universo del western, a partir del enfrentamiento que un pobre tipo pone en marcha casi por casualidad para frenar a un siniestro ej¨¦rcito ocupante, integrado por estadounidenses que, seguidores de las pr¨¦dicas de un oscuro l¨ªder ya muerto, han acabado con la organizaci¨®n territorial de los Estados, con la presidencia y con el Ej¨¦rcito americanos, para ocupar ellos todo el omn¨ªmodo poder. En esas circunstancias, Costner apela a la rica iconografia de los esforzados mensajeros de la Wells Fargo y reiventa un pa¨ªs a partir de un cartero, obvia met¨¢fora sobre la propia construcci¨®n de EE UU, en la cual correo y ferrocarril fueron algo m¨¢s que medios de comunicaci¨®n.

Lo que en realidad esconde El mensajero es una pasmosa, estomagante operaci¨®n de autoencumbramiento que Costner, productor, director, actor y hasta cantante de alguno de los temas de la banda sonora, pone en pie a mayor gloria de su nombre.

Lo ¨²nico que se mantiene en pie, y eso es s¨®lo un m¨¦rito parcial del director Costner, es la extraordinaria r¨¦plica que le da al Costner actor la brit¨¢nica Olivia Williams, que rezuma oficio, belleza y talento, una presencia que de cuando en cuando ilumina el encuadre... cuando Costner se olvida, provisionalmente de encuadrarse en primer plano, hacer caranto?as, montar a caballo, recitar mon¨®logos... en fin, de hacer eso que ¨¦l cree que es construir una pel¨ªcula de ¨¦xito a partir de su palmito.