Milagro en Europa
EN LA Europa de fin de siglo tambi¨¦n caben los milagros. Todos los pa¨ªses de la Uni¨®n Europea -a excepci¨®n de Grecia- cumplen las exigencias de convergencia m¨¢s relevantes establecidas en el Tratado de Maastricht para el acceso a la fase final de la uni¨®n monetaria a partir del 1 de enero pr¨®ximo. Hay que esperar, por supuesto, a que la Comisi¨®n y el Instituto Monetario Europeo verifiquen las cifras presentadas, pero en principio todos los pa¨ªses con voluntad de formar parte del euro aprobar¨¢n el examen de selectividad.Nadie esperaba tan feliz desenlace en 1991, cuando las condiciones de acceso fueron formuladas; se pensaba m¨¢s bien en una uni¨®n monetaria restrictiva en primera convocatoria. La reunificaci¨®n alemana y el desigual aprovechamiento del ciclo econ¨®mico, incluido el favorable comportamiento de la econom¨ªa estadounidense y la apreciaci¨®n de su moneda, han contribuido a este cuadro de magn¨ªficos resultados macroecon¨®micos. Es verdad que hay muchas y muy razonables reticencias sobre los m¨¦todos con que la mayor¨ªa de los pa¨ªses han reducido el d¨¦ficit p¨²blico, que existe mucha inquietud sobre su sostenibilidad en los pr¨®ximos a?os y que las altas tasas de desempleo ser¨¢n una grave dificultad para un buen rodaje de la unificaci¨®n. Pero ninguna de estas reservas justificar¨ªa una discriminaci¨®n entre los aspirantes o un aplazamiento.
La satisfacci¨®n por las buenas notas de los ex¨¢menes de acceso no garantiza el ¨¦xito de la moneda com¨²n. Las econom¨ªas que accedan en primera instancia est¨¢n obligadas a avanzar en las reformas que permitan mantener bajas tasas de inflaci¨®n y un d¨¦ficit p¨²blico reducido, es decir, que garanticen la estabilidad econ¨®mica europea. Es una tarea que no s¨®lo incumbe a los pa¨ªses centrales. Otorgar prioridad, como parece asumir el Gobierno espa?ol, a la reforma del impuesto sobre la renta sin revisar la estructura del gasto p¨²blico o sin atajar los factores inflacionistas del sector servicios es sintom¨¢tico de un exceso de confianza en la continuidad de ese favorable clima internacional. El Gobierno debe plantearse ya c¨®mo garantizar¨¢ la estabilidad econ¨®mica en su nuevo h¨¢bitat: el euro.
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