La otra historia de Ra¨²l
El jugador ha pasado de la gloria a ser el objetivo de las cr¨ªticas de la afici¨®n
Hace ahora un a?o se hablaba sin parar de los goles de Ra¨²l, de sus espectaculares vaselinas, se le comparaba con Ronaldo y Lorenzo Sanz se apresuraba a bautizarle como su Raulinho. Su cl¨¢usula de rescisi¨®n se revisaba por en¨¦sima vez (hasta los 6.000 millones) porque la directiva del Real Madrid no quer¨ªa sorpresas con alguien que estaba llamado a ser la bandera del club. En la calle, la afici¨®n madridista festejaba a su nuevo ¨ªdolo, a su estrella m¨¢s brillante. Eran tiempos de gloria para un jugador que, con s¨®lo 19 a?os, ocupaba por m¨¦ritos propios un lugar entre los grandes del f¨²tbol mundial. Pero en s¨®lo unos meses, Ra¨²l ha pasado de la gloria a convertirse en el objetivo de las cr¨ªticas de la hinchada. Es la otra historia de Ra¨²l.Pasaban algunos minutos de la una de la madrugada del domingo cuando la expedici¨®n madridista aterrizaba en el aeropuerto de Barajas. En el avi¨®n que les trajo de Barcelona reinaba el silencio. S¨®lo Ra¨²l bromeaba con sus compa?eros, pero ¨¦stos no se sent¨ªan con humor de reirle las gracias. Un peque?o grupo de aficionados aguardaba al equipo en la terminal. Los jugadores, con la mirada puesta en el suelo, se mostraban todav¨ªa apesadumbrados por la derrota. Cuando por la puerta de salida apareci¨® Ra¨²l, un aficionado le increp¨®: "Pesetero, borracho...". El futbolista, con el gesto contrariado, aguant¨® el chaparr¨®n y desapareci¨® lo m¨¢s r¨¢pido que pudo. No era la primera vez que Ra¨²l escuchaba estas palabras.
Ra¨²l no habla, no hace declaraciones a los medios de comunicaci¨®n desde hace casi dos meses. Ha decretado silencio por su cuenta. "No tengo nada que decir", responde a quien intenta establecer una conversaci¨®n con ¨¦l. En este tiempo, tan s¨®lo ha hecho declaraciones a la prensa extranjera y a la revista Hola, en cuyo n¨²mero de esta semana aparece junto a su novia. El reportaje se hizo en Sevilla; all¨ª estaba Ra¨²l mientras el Madrid perd¨ªa en Tenerife. En Hola, Ra¨²l sonr¨ªe y proclama su felicidad junto a Mamen. Ra¨²l es feliz en la calle, pero no parece serio en el terreno de juego. Precisa mente esa vida al margen del f¨²tbol se ha convertido en su peor enemigo, en el arma arrojadiza de la hinchada. Demasiados rumores, demasiadas fotos fuera del terreno de juego...
Hace un mes, Ra¨²l decidi¨® parar. Su lesi¨®n de pubis no remit¨ªa. Llevaba meses aguantando dolores y se hart¨® de que nadie le agradeciera su esfuerzo. El mismo d¨ªa en que los m¨¦dicos del Madrid le ordenaban reposo, Ra¨²l escuch¨® por primera vez en la Ciudad Deportiva la palabra "borracho". Desde entones, calla. S¨®lo sus gestos delatan la tensa situaci¨®n que vive. Reapareci¨® ante el Mallorca y jug¨® una hora. Heynckes le cambi¨® en Leverkusen y se march¨® al vestuario dando un portazo. El s¨¢bado, en el Camp Nou, fue sustitu¨ªdo en el minuto 54: abandon¨® el campo lentamente, con una sonrisa ir¨®nica en su rostro, y no quiso quedarse en el banquillo a ver el partido. Hasta el cambio, Ra¨²l s¨®lo hab¨ªa tocado tres veces el bal¨®n y para mandarlo hacia atr¨¢s. Un a?o antes, Ra¨²l fue el mejor ante el Bar?a.
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