Gan¨® la fiesta

, Los dos novilleros y, algo ben¨¦volamente el ganadero, salieron por la puerta grande en Castell¨®n. Tarde triunfal donde fue la fiesta de los toros quien gan¨®, definitivamente, el mano a mano de Ram¨ªrez y El Juli. Fue una de esas tardes que hacen afici¨®n. No era para menos, con las suertes que all¨ª se dieron y vivieron. La emoci¨®n surgi¨® de los capotes de ambos novilleros que lograron hacer lucir el tercio de quites. Ora aqu¨ª por tafalleras; quita que voy por gaorieras; d¨¦jame que voy a dar una gallosina. En definitiva, los dos j¨®venes estaban cumpliendo con su deber como novilleros. Ir a por todas en sana competencia. As¨ª lo hicieron, luego cada cual llen¨® su esport¨®n como supo.

Tres orejas se gan¨® Ram¨ªrez. Dos en el que abr¨ªa plaza, al que el castellonense tore¨® con gusto, ligando los pases y mandando. Como matara de estocada fulminante, desorej¨® al jandilla que abr¨ªa plaza. La faena a su segundo se inici¨® con brillo, pero el animal a la mitad fue tropezando con el enga?o y se desluci¨®. En el tercero, Ram¨ªrez, que brind¨® a El Juli, se llev¨® un novillo blandito pero trat¨® con la izquierda de sacar partido hasta que el animal desarroll¨® sentido y entr¨® a matar, lo que hizo de pinchazo y media, concedi¨¦ndosele la oreja.

El Juli dio un recital de suertes de capa. El joven madrile?o, adem¨¢s de lucirse en quites, tambi¨¦n se mostr¨® profundo y con temple con la franela, sobre todo con su primero, al que justito de fuerzas le subi¨® la mano, le embebi¨® en la muleta y ya no se cay¨® m¨¢s y lo llev¨® por donde no quer¨ªa ir.

El Juli no fue tampoco, al menos aqu¨ª en Castell¨®n, un vulgar pegapases derechacista, cuando tore¨® con la diestra lo hizo despacito, en redondo y con mando. Hasta prob¨® fortuna con los rehiletes y termin¨® poniendo en pie al p¨²blico, que tras ver salir a los dos novilleros y al ganadero por la puerta grande se rompi¨® las manos.