Llegaron las figuras
Y con ellos lleg¨® el esc¨¢ndalo de los toros chicos e inv¨¢lidos. El p¨²blico que llenaba ayer los tendidos se dio cuenta. ?Qu¨¦ se creen las Figuras, que no?El Cordob¨¦s estuvo ayer de nuevo en el coso de la avenida de P¨¦rez Gald¨®s, porque el d¨ªa anterior hab¨ªa cortado dos orejas a dos toros y se gan¨® la in clusi¨®n. Pero el mismo espada, con inv¨¢lidos, no pudo m¨¢s que cortar una oreja y eso gracias a su f¨¢cil conexi¨®n con el tendido y al tremendismo efectista.
Los toros estaban all¨ª porque los hab¨ªan llevado. No estuvieron para que los torearan o daban tumbos. Todos menos el que cerr¨® plaza, bien presentado y con m¨¢s fuelle que los anteriores. ?se lo aprovech¨® Barrera dando con el capote dos medias, rodilla en tierra, de emocionante ejecuci¨®n.Luego Alberto Ballester se luci¨® en banderillas. Todo apuntaba a que habr¨ªa faena grande.
El Torero/ Ponce, El Cordob¨¦s, Barrera
Toros de El Torero, nobles pero inv¨¢lidos. El 6? ¨²nico con movilidad. Enrique Ponce: pitos y ovaci¨®n. El Cordob¨¦s: ovaci¨®n y oreja. Vicente Barrera: ovaci¨®n y oreja.Plaza de Castell¨®n. Sexta de feria. 20 de marzo. Lleno.
El valenciano, siempre dominador, vio los primeros estatuarios en tablas y luego se llev¨® el animal al centro del anillo, donde en un palmo de terreno, los pies clavados en el suelo, tore¨® por ambos pitones y as¨ª mostrando y luciendo su habitual rectitud se gan¨® el trofeo. Lo cierto es que mat¨® de pinchazo al no cruzarse en la suerte suprema y entrar por uvas y no a matar. Un ¨²nico borr¨®n pero a pesar de ello el respetable pidi¨® un premio. Una oreja que el alguacilillo tuvo que sacar del desolladero, porque entre la presidencia o las prisas por salir del coso, la cuesti¨®n es que los caballos se llevaron el toro y hubo que ir a por el ap¨¦ndice donde los cuelgan.
Enrique Ponce mira que les dio fuelle a los dos toros anovillados de su lote. Con su primero lo m¨¢s vistoso lo hicieron Tejero y De la Vi?a. Fue en banderillas. Luego quiso torear por ambos pitones, pero el toro no dio facilidades. Con el primero sonaron los pitidos de un p¨²blico poco acostumbrado a ver toros de los de siempre. Igual que en su segundo.
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